La herida de cierta parte del madridismo con Iker Casillas no se cerrará jamas. El buen cirujano Carlo Ancelotti ha hecho un trabajo fino de sutura zanjando el debate de la portería, pero la calma es ficticia y superficial. La animadversión de ese sector de aficionados hacia el portero no tiene cura.
Esos madridistas nunca van a dar su brazo a torcer. Consideran a Casillas un "traidor" desde la época de José Mourinho en el banquillo blanco. Le acusan, entre otras cosas, de filtrar información a sus "amigos periodistas" y de ser un "mal capitán que no defiende a sus compañeros".
En ese contexto, este martes aparecieron dos pintadas en el exterior de La Finca, urbanización de lujo de Pozuelo de Alarcón donde reside Casillas.
El contenido insultante de esos mensajes, "Topo vete ya" y "Rata", indica que no habrá paz para el guardameta madrileño hasta que se vaya del club en el que se ha criado.
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