Los esfuerzos del gobierno indio por aficionar a su población a los Juegos Olímpicos no han tenido éxito. Una vez más, la indiferencia hacia el evento deportivo más importante del mundo reina en las calles de la India. 1.200 millones de personas viven de espaldas a lo que sucede en Río de Janeiro, a pesar de que sus dirigentes han colocado pantallas gigantes y carteles con los grandes deportistas indios que participarán en el evento. Pocos miran a la pantalla, y los que lo hacen ni siquiera se detienen. Las retransmisiones públicas y todos los eventos organizados por el gobierno han vuelto a chocar de bruces contra unos habitantes totalmente desinteresados por lo que ocurre en Río.
La India tiene 1.250 millones de habitantes y tras de 20 años de desarrollo sostenido conserva todavía la mayor tasa de crecimiento de todas las grandes economías. La aspiración del gobierno presidido por Pranab Mukherjee es convertir a la India en una superpotencia mundial, pero eso choca radicalmente con la insignificancia deportiva del país, incapaz no solo de conseguir grandes resultados en los eventos olímpicos, sino incluso de levantar expectación por los Juegos entre la población.
El medallero de Río, aún sin estrenar
Antes de viajar a Río, la Delegación de Deportes fijó el objetivo de conseguir diez medallas. 118 deportistas indios se desplazaron hasta Río y el gobierno tenía la esperanza de conseguir el mejor resultado histórico. Sin embargo, a cinco días de la clausura de estos Juegos, la India aún no ha estrenado su casillero. Salvando un par de excepciones como México o Serbia, solo países muy pequeños o sin apenas tradición deportiva quedan por estrenarse. Y a ellos les acompaña la India. Y el panorama no es muy alentador, ya que prácticamente la única opción de presea que se vislumbra es la jugadora de badminton Pusarla Venkata Sindhu, que ya está en cuartos de final.
La historia de la India en los Juegos Olímpicos no es muy boyante. En 28 apariciones en la cita olímpica únicamente han conseguido 26 metales, ni siquiera uno por participación. Con mucha diferencia, su mejor actuación fue en los pasados Juegos de Londres, en los que lograron seis medallas, algo que disparó las esperanzas para Río. Pese al éxito de la cita de hace cuatro años, sus seis metales repartidos entre 1.200 millones de población dejan un ratio de preseas por habitante muy pobre, a razón de una medalla por cada 200 millones de ciudadanos. De largo, el peor balance del mundo. En Río de Janeiro el dato va a ser aún más sangrante.
Cricket y fútbol, los intereses de los indios
En la India prácticamente todo es el cricket. Los Mundiales de este deporte son seguidos de forma multitudinaria en el país. Por desgracia, el cricket no es deporte olímpico, hecho que probablemente tendrá que alterar el COI si quiere atraer a la segunda población más grande del planeta. Pero no es la única afición de los indios. También triunfa el fútbol, deporte que sí es olímpico, pero únicamente con jugadores sub23. Esto provoca que la India, que no es una gran potencia en este deporte, tampoco se fije especialmente en los jóvenes jugadores semidesconocidos que participan en los Juegos Olímpicos.
Muchos deportistas indios lamentan la falta de inversión del gobierno en infraestructuras y zonas de entrenamientos en buenas condiciones, algo que podría hacer surgir buenos competidores que creasen afición. El contraste es brutal con la inversión gubernamental en cricket. Al final, todo se resume en una cuestión de orgullo. En los Juegos Olímpicos, la India no puede ganar, y como consecuencia de ello la población no le presta atención. Caso diferente es el Mundial de cricket. Ahí la India le puede ganar a cualquiera, y por eso la ciudadanía se vuelca con él. Mientras tanto, con 17 millones de habitantes, Kazajistán ya suma diez metales en Río. Cuestión de preferencias.
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