Los penaltis han decidido un Inglaterra-Suiza que si pasa a la historia por algo, es por su capacidad para adormecer a los espectadores. Un partido horripilante y aburrido que aunque tuvo algún chispazo de emoción, tuvo que decidirse desde los once metros.
Quince minutos de auténtica locura, los últimos del tiempo reglamentario, sirvieron para animar un Inglaterra-Suiza que con total seguridad ha sido patrocinador de grandes siestas de sofá durante este sábado. Porque el resto del choque de cuartos de final de la Eurocopa fue un auténtico suplicio, con dos equipos que apenas crearon ocasiones: entre ambos conjuntos, un remate a portería durante los primeros setenta y cinco minutos.
Tuvo que llegar Embolo para animar el partido con un gol a falta de cuarto de hora. El delantero suizo ganó la posición a Walker para empujar un buen centro de Ndoye. Fue el chispazo que sirvió para encender un partido entre dos equipos encorsetados y con un fútbol gris, algo esperable de Suiza, pero en ningún caso de la todopoderosa Inglaterra, que posee una de las plantillas más poderosas de esta Eurocopa.
El gol rompió el partido y lo convirtió en un 'correpasillos' que sirvió para que ambos conjuntos comenzasen a dar espectáculo. El gol suizo obligó a los ingleses a volcarse sobre la portería defendida por Sommer, que encontraron pronto el ansiado premio: un disparo cruzado de Saka se convirtió en un auténtico golazo. Golpeó el palo, entró e hizo sonreír a una Inglaterra acostumbrada en este torneo a vivir de las urgencias.
Lejos de volver a las posiciones iniciales, suizos e ingleses intentaron romper el empate antes de que acabasen los noventa minutos, pero no fue posible pese a haber ocasiones para ambos conjuntos. La prórroga, aunque tuvo cierta animación, también fue digna de manta y almohada. Los dos equipos apostaron por la cautela, haciéndose fuertes en defensa y pobres en ataque. La única ocasión clara la tuvo Shaqiri a falta de tres minutos: el suizo casi marca el tanto del torneo con un gol olímpico que no subió al marcador porque se topó con la madera.
En los penaltis, eso sí, eficacia máxima de los ingleses: los cinco tiradores metieron el balón en el fondo de las mallas. No tuvo tan buen tino Akanji, que le puso las cosas fáciles a Pickford con un disparo horripilante. Sea como fuere, los once metros decidieron que la gris Inglaterra es una de las cuatro mejores selecciones del continente. Las cosas que tiene el fútbol.
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