El presidente de la LFP, Javier Tebas, no sale de una y se mete en otra. La última ha sido a propósito de la Copa del Rey, cuyas semifinales se dirimen esta semana en Anoeta y el Calderón. Tebas escribió en su cuenta de Twitter que prefería una final entre el Real Madrid y el Barcelona. Un tuit, cuyo destinatario era el periodista de Radio Marca, Axel Torres, y que después borró debido a la polémica que su comentario suscitó.
En una discusión mantenida en esta red social sobre las diferencias entre la Copa y la FA Cup inglesa, Tebas escribió lo siguiente: "Yo no digo que no sea magia, pero donde hay más magia? En una final que ven 14 millones de personas? O en una que la ven 4?". De este modo, el presidente de la LFP dejó claro que no es partidario de un modelo de competición con sorteo puro y a partido único, de manera que sea mucho más factible que la final la jueguen el Real Madrid y el Barcelona.
Una vez más, y son demasiadas para ser casualidad, Tebas se preocupa pr las audiencias televisivas, cuando lo que en realidad debería preocupar y ocuparle es que la Liga, y en esta caso también la Copa, fueran lo más competitivas posible. Parece que el presidente de la LFP lo es también de Mediapro, la empresa audiovisual que preside el multimillonario español -catalán, en la intimidad- Jaume Roures. O quizás sea porque éste es quien verdaderamente manda en la Liga. Quienes frecuentan la sede de la patronal del fútbol aseguran que Roures anda por ahí como Pedro por su casa.
Mientras su antecesor en el cargo, José Luis Astiazaran, gestionaba (?) la Liga en silencio, Tebas la gestiona igual de mal -pues peor es imposible-, aunque en su caso se exhibe permanentemente. Ya sea en los medios de comunicación, lo cual siempre es de agradecer, o en su cuenta personal de Twitter, donde acostumbra a delatarse.
Ya lo dijo José María García cuando la LFP y Mediapro quisieron cobrar un canon a las emisoras de radio por retransmitir partidos de Primera o Segunda División. "Tebas y Roures son nocivos para el fútbol". Así es, aunque luego presenten campañas contra la piratería y se atrevan a acusar a los aficionados de robar y dañar a sus propios clubes. Indecente.
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