Anda el fútbol como siempre. Con la pelea habitual que polariza a nuestro balompié desde hace años: Ángel María Villar (y/o Juan Padrón) contra Javier Tebas. Los agraviados en este caso son el Gobierno, a través de la figura del CSD y su secretario de Estado para el Deporte, cuyo decreto-ley sirve de excusa perfecta para escribir el enésimo capítulo de un enfrentamiento eterno; y la AFE, que se siente maltratada (probablemente con razón) por no tener una pieza más grande del pastel.
Por no complicar mucho al personal, los jugadores se quejan porque el sindicato de jugadores no está representado en el órgano de control de la gestión de los derechos audiovisuales de la Liga. ¿Quiénes están? Están Real Madrid y Barcelona, como clubes o sociedades anónimas deportivas de Primera que más ingresos han recibido en los últimos cinco años, requisitos que les grantiza casi de por vida seguir en él), otros dos clubes de Primera, uno de Segunda (normalmente del grupo que controla Tebas) y, por último, el propio Tebas, con voto de desempate. Es decir, que la patronal es quien hace y deshace porque tiene voto doble, más el del leal club de Segunda y siempre va a estar de acuerdo con Real Madrid y/o Barcelona. Como además los dos grandes van de la mano porque se limitan a defender su status, pues todos contentos.
¿Quiénes faltan? La Federación Española, a la que se le asigna un fijo, que no tenía antes, de 27 millones de euros, además de la explotación de la final de Copa y la Supercopa. Villar se ha aprendido la cantinela y escucharán ustedes eso de la 'injerencia política' del CSD. Que siempre viene seguido por la coletilla de la amenaza velada a través de la aparición de la FIFA. Y el otro agraviado es el sindicato de futbolistas, que entiende que siendo los protagonistas del espectáculo, deben tener mayor cuota de decisión e influencia en el decreto. Además, la AFE pide más pellizco para las categorías modestas (está estipulado un 90-10).
Pero detrás de todo esto lo que surge es la pelea encarnizada que Tebas y Padrón libran por hacerse con la gestión del fútbol español. Especialmente ahora que se ha centralizado la venta de los derechos, lo que asegura un incremento estratosférico en los derechos internacionales por los que antes la LFP y Mediapro, no hay que olvidar la especial relación que une a Roures y Tebas, apenas recaudaba unos vergonzantes 180 millones de euros. Y en años duros para la Federación, como los que vive, participar en el reparto de la tarta es vital. Los equipos están claros, la AFE se alinea con la Federación en contra de la patronal (LFP) y el Gobierno (CSD). Lo de Hacienda y Montoro es otro tema...
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