Deportes

Líderes políticos y deporte: ¿pose o salud?

La Organización Mundial de la Salud define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía

Mª Luisa Zagalaz Sánchez, Universidad de Jaén

The Conversation

Liderazgo es la habilidad de algunas personas para utilizar el poder de forma eficiente. Un líder dirige, casi siempre de forma natural, un grupo o movimiento social, político, educativo, empresarial o religioso, entre otros.

En el caso del liderazgo político, objeto de nuestro estudio, la ansiedad y el estrés forman parte del día a día de muchos políticos. El impacto en una peor calidad de vida y mala salud pueden repercutir en un mal gobierno. Por este motivo, el ejercicio físico en forma de distintas actividades físicas y deportivas ayuda a prevenir los riesgos.

Tradicionalmente, ser o no deportista no ha sido una cualidad muy demandada o destacada en las campañas electorales. Famosos son los casos de políticos que eran fumadores o bebedores empedernidos. Y la preparación física para la guerra, que en tiempos antiguos realizaran líderes egipcios, griegos, romanos, íberos, etc. (según se deduce de las muestras arqueológicas y pictóricas que han llegado hasta nuestros días), ya no es hoy una cuestión que preocupe a ningún candidato.

Nuestro estudio (mediante encuestas a políticos de ámbito nacional e internacional y en contextos regional, provincial y local) analizó si la práctica deportiva influye en la capacidad de liderazgo.

Las recomendaciones de la OMS

La Organización Mundial de la Salud define la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. Durante la edad adulta, recomienda hacer actividad aeróbica moderada entre 150 a 300 minutos o actividad aeróbica intensa al menos entre 75 a 150 minutos a la semana.

También sugiere actividades de fortalecimiento muscular moderadas o intensas que ejerciten todos los grupos musculares principales durante dos o más días a la semana, porque aportan beneficios adicionales para la salud.

Está científicamente demostrado que la actividad física es beneficiosa para prevenir la hipertensión, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares e incluso para mejorar la salud mental.

Los presidentes españoles

En los inicios de la democracia española, durante los años setenta, el deporte todavía no estaba considerado una fuente de salud o prevención de enfermedades. Era un hobby que practicaban quienes tenían posibilidades sociales y económicas.

Adolfo Suárez (presidente del Gobierno de España entre 1976 y 1981) fue aficionado al deporte en su juventud, pero esto no repercutió en su práctica de adulto. Jugaba al tenis y al golf, según se deduce de algunos reportajes gráficos de la época.

Leopoldo Calvo Sotelo (1981–1982) navegaba en velero por la ría de Ribadeo (Lugo) y montaba en bicicleta por los alrededores de su vivienda de Madrid.

Felipe González (1982–1996) jugó a la petanca para recuperarse de una lesión de tobillo en 1982, pero no se le conoce ninguna práctica habitual de actividad física.

José María Aznar (1996–2004) jugaba al pádel y practicaba carrera dirigido por un entrenador personal, Bernardino Lombao. También practicaba algo de golf junto a su mujer Ana Botella, que fue alcaldesa de Madrid.

José Luis Rodríguez Zapatero (2004–2011) destaca por su afición al footing, que practicaba en la época en que estuvo en la Moncloa. Incluso salió a correr con el premier británico David Cameron por un parque de Seúl en la cumbre de G20. Ahora corre maratones.

Todos los veranos llegaban a la prensa y la TV las imágenes de Mariano Rajoy (2011–2018) haciendo marcha en Galicia. Además, en la campaña a las elecciones municipales y autonómicas de 2015, se atrevió a pasear en bicicleta acompañado de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, cuando eran dirigentes políticas en la Comunidad Autónoma de Madrid.

Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno de España (desde mayo de 2018) corre tres veces a la semana una media de 7 Km a buen ritmo (10 Km/h), según ha explicado en prensa.

A otros líderes actuales como Alberto Núñez Feijóo no se le conoce actividades deportivas específicas.

Barack Obama con una pelota de fútbol americano, juega con su perro por los jardines de la Casa Blanca en 2017. Shutterstock / Marlin360

Líderes mundiales

En Europa, es conocida la afición de Sarkozy, expresidente de la República Francesa entre 2007 y 2012, por salir a correr y montar en bicicleta. El actual presidente de Francia, Emmanuel Macron, practica el boxeo y juega algo de tenis.

Ni a Toni Blair (primer ministro británico entre 1997–2007), David Cameron (2010–2016), o Theresa May (desde 2016–2020) se les conoce actividad física específica. Putin practica artes marciales, monta a caballo, esquía, juega a bádminton y hockey y realiza pesca deportiva. Al menos eso muestra en las fotografías que se difunden.

En EEUU, tanto Bill Clinton como Barack Obama jugaban al golf y hacían footing. El último además jugaba a baloncesto. Donald Trump aseguraba haber tenido cualidades para el deporte en su juventud y actualmente practica golf.

Xi Jinping, el presidente de la República Popular China, ha sido amante del fútbol desde niño y jugaba en el equipo de su escuela, hasta tal punto que lo ha establecido como obligatorio en los centros escolares donde tradicionalmente se ha enseñado tenis de mesa o bádminton.

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump jugando al golf en el verano de 2022. Shutterstock / L.E.MORMILE

Los papas también se mueven

Juan Pablo II (pontificado de 1978 a 2005) llegó a ser llamado “el papa deportista”. De adolescente debutó como portero de fútbol en el equipo de su parroquia y fue un entusiasta de ese deporte. Además era amante de la montaña y un gran esquiador, de modo que muchas veces durante su pontificado se publicó que se escapaba del Vaticano para ir a esquiar. También le gustaba la natación, hasta tal punto que mandó construir una pequeña piscina en Castel Gandolfo.

Reconoció el deporte como signo de nuestro tiempo y lo utilizó para acercarse a la gente. Patrocinó del equipo ciclista Amore & Vita, y en 2004 creó la Oficina para el Deporte (desapareció en septiembre de 2016).

El Papa Francisco (desde 2013) es un apasionado del fútbol, pero aparte de ser hincha y socio del Club Atlético San Lorenzo de Almagro de Buenos Aires, no se le conoce la práctica de ningún deporte.

¿Ya no es noticia?

Hubo un tiempo en que los medios de comunicación divulgaban asiduamente la actividad física de los políticos. Ahora ha dejado de proliferar esta imagen. No sabemos si es porque ha dejado de resultar novedosa o porque la actividad física que realizaban no se ha mantenido.

En cualquier caso, cabe deducir que la influencia social de difundir esta faceta de los políticos era y seguiría siendo beneficiosa.

Aunque, por los trabajos revisados anteriormente, entendemos que el hecho de hacer deporte no influye en la capacidad de liderazgo de los políticos, el hecho de que practiquen algún deporte es señal de que han entendido su importancia y la necesidad de cuidarse, lo cual indica una mayor preocupación social y al mismo tiempo tiene incidencia en actitudes en las que la sociedad pueda verse reflejada.

Mª Luisa Zagalaz Sánchez, Catedrática de Didáctica de la Expresión Corporal, Universidad de Jaén

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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