Tiempos turbulentos se avecinan para la dirección deportiva del Barcelona y para su presidente, Josep María Bartomeu. La necesaria renovación de Leo Messi no puede seguir posponiéndose más tiempo salvo que el Barça quiera cometer la temeridad de dejar entrar al astro argentino en su último año de contrato sin la renovación firmada. Por ello, la maquinaria culé ya se ha puesto en marcha para acordar un multimillonario contrato con Messi, que no va a facilitar nada el asunto. Se avecina una negociación complicada a contrarreloj.
En su afán de que su estatus dentro del campo se vea recompensado también en su salario, Messi ha esperado a que renueven todos. Renovaron Neymar y Busquets, y los siguientes en pasar por las oficinas del Barça tendrán que ser Luis Suárez e Iniesta. Solo entonces, y ya conociendo las cifras que se embolsará Cristiano Ronaldo en el Real Madrid, Leo Messi se sentará a negociar para asegurarse ser el jugador mejor pagado del mundo. Las primeras filtraciones hablan de que Leo exigirá 30 millones de euros netos anuales durante cinco temporadas.
Aquí es donde llegan las dificultades para Bartomeu. El Barça ha tenido un verano lleno de derroches, no solo por las renovaciones de Neymar, Busquets y ter Stegen, sino por la incorporación de seis jugadores que se salieron de las cuentas previstas. Principalmente el de André Gomes, que no estaba previsto y que se acometió por 35 millones de euros más variables al considerarse una oportunidad. Tampoco se esperaba gastarse 30 en el cuarto delantero (Alcácer) ni tener que fichar a un portero (Cillessen) tras la espantada de Claudio Bravo.
La actitud de Messi tranquiliza en Can Barça, ya que el astro argentino parece feliz en la ciudad y en el equipo de Luis Enrique. Solo sus problemas fiscales le causan dolor de cabeza, ya que Messi piensa que le persiguen porque se ha convertido un símbolo de Barcelona y Catalunya. En cualquier caso, la directiva se ha puesto manos a la obra y no va a posponer más una negociación que lleva prevista desde la temporada pasada, pero que se ha ido aplazando.
El propio Bartomeu declaró la pasada semana que "trataremos la renovación de Messi en los dos próximos meses". Y es que, a pesar de su aparente sólida lealtad al Barça, nada pondría más nervioso al Camp Nou que ver a Messi entrar en la temporada 2017/2018, su última firmada, sin tener asegurada su continuidad. El propio presidente culé declaró que "cambiar de equipo es una decisión que puede presentársele a Leo Messi y a cualquier jugador, más cuando acaba su contrato durante el Mundial de Rusia en 2018".
Si finalmente se produce, como todo apunta, sería la octava renovación de Leo Messi con el Fútbol Club Barcelona. La base sobre la que se haría esta extensión sería el contrato recién firmado por Ronaldo con el Madrid. Messi aspira a cobrar 15 millones de euros netos más que el portugués, alargando su contrato hasta 2022, una temporada más que las que ha firmado Cristiano. Lo que está claro es que viendo su rendimiento en el campo y su acogida entre la afición, Messi tiene la sartén por el mango. Como dice Bartomeu, "es indispensable que Leo Messi siga con nosotros".
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