Alessio Cerci se ha cansado de ver los partidos del Atlético desde el banquillo. El mediapunta italiano llegaba con la vitola de internacional italiano, tras completar una magnífica temporada en el Torino, pero a día de hoy el Vicente Calderón no conoce las virtudes del romano.
Cerci, de 27 años, no era la primera opción en la lista de fichajes de Simeone. Ni siquiera en la de Miguel Ángel Gil, que tenía por delante un par de jugadores, por los que negoció como Reus y Shaqiri. Tampoco convencía al cuerpo técnico la fama de jugador de trato complicado cuando el viento no le soplaba a favor. Un jugador con talento y cierta fama de anárquico que no cuadraba bien en la esforzada pizarra del Cholo.
Cuando Cerci aterrizó en Madrid, el Profe Ortega diseñó un plan de trabajo específico para que el transalpino se pusiera a la altura del resto del equipo. Venía pasado de peso 4 kilos y su volumen de trabajo era mínimo. Hasta finales de noviembre no estaba previsto que Cerci estuviera al nivel físico de la plantilla, pero Simeone ha querido ir integrándolo en el grupo a base de minutos.
Pero el italiano ya ha advertido que no ha venido al Atlético para ver los partidos desde el banquillo. Cuatro encuentros y 77 minutos de juego son un pírrico bagaje para un fichaje que costó 16 millones de euros.
El problema es que el fichaje de Miguel Ángel Gil no era una de las prioridades de Simeone, que trata de 'formatearlo' para integrarlo en la disciplina de juego atlético, más esforzada y solidaria que la del italiano. Aunque la clasificación habla de un trabajno bien en el Atlético, su producción ofensiva inquieta y Cerci, hombre llamado a generar ocasiones y juego, se ha rebelado. Simeone confía en reconducir la situación y rentabilizar las virtudes del italiano.
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