El pequeño santuario sintoísta de Nihonjinja, situado en una zona montañosa de la prefectura de Saitama (centro), está recibiendo oleadas de aficionados japoneses que peregrinan hasta allí para rezar por la victoria del equipo nipón en el Mundial.
A solo unos días de que arranque Brasil 2014, este recoleto recinto que apenas consta de un edificio de madera, un arco tradicional y unas esculturas en piedra está siendo visitado por hordas de seguidores de la selección nipona, según informa el diario Asahi.
Situado a unos 80 kilómetros al noreste de Tokio y enclavado al final de una larga escalinata de piedra que asciende por un monte, el lugar es un elemento de buen agüero para los fans dado que es el único de todo el archipiélago bautizado con el nombre del país (Nihonjinja significa literalmente "Santuario de Japón").
"Estamos recibiendo un número creciente de visitantes que vienen de Tokio y otras partes del país", explicó a Asahi el sacerdote al frente de la institución, Yoshitaka Negishi, de 52 años. Negishi afirma incluso que algunos hinchas han fletado un autobús para realizar visitas organizadas al santuario.
La historia del recinto se remonta al siglo VIII y bien poco tiene que ver con el fútbol, ya que se supone que el lugar donde se levanta el edificio fue donde el general Sakanoue no Tamuramaro (758-811), oró a las deidades sintoístas por la victoria cuando se dirigía al noreste del país a batallar a los pueblos emishi.
El éxito de la campaña de Sakanoue resultó clave para la posterior aniquilación de la etnia emishi y la propagación de los japoneses por el archipiélago.
El santuario comenzó a hacerse popular para los aficionados de los "Samurai blue" en el Mundial de Alemania 2006, cuando un grupo de hinchas de un pueblo cercano realizó un rezo multitudinario para que Japón ganara el torneo.
Esos mismos seguidores enviaron después una ofrenda para que la selección femenina se impusiera en el Mundial de 2011. Finalmente las "Nadeshiko", como se conoce a la escuadra femenina de Japón, ganaron su primer Mundial en esa cita y desde entonces la leyenda del santuario ha crecido enormemente.
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