Hace dos semanas un chaval de 17 años, Billy Monger, perdía las dos piernas tras un brutal choque durante una carrera de la categoría F4 británica. Días después, Gonzalo Basurto, un niño burgalés de 11 años, fallecía en un hospital de Oviedo a consecuencia de las graves heridas sufridas mientras se entrenaba en el circuito de karts Fernando Alonso.
El automovilismo es un deporte de riesgo. Como en todo deporte, para llegar a lo más alto hay que ir subiendo peldaños. Hay que ponerse desde la más tierna infancia al volante de veloces máquinas y competir con otros niños con idéntica ambición y agresividad sobre el asfalto. Y eso, claro, conlleva un peligro evidente.
Un reciente reportaje emitido en Movistar lo cuenta mejor que mil palabras:
https://youtube.com/watch?v=w1MSJM9N5EY%3Frel%3D0%3Fecver%3D1
Como se aprecia en el vídeo, desde muy críos estos aspirantes a pilotos conviven con conceptos cuyo enunciado describe la dureza física y mental de esta disciplina: dolor, riesgo, competitividad, despiadado, guerreros...
Dicho de forma metafórica, aunque no menos cruda, son "señores mayores de 11 años de edad que desayunan gasolina".
El que mejor lo sabe, porque lo ha vivido, es Fernando Alonso. Por eso ha sufrido muy dentro la muerte de Gonzalo y por eso ha decidido tener un sentido recuerdo durante el Campeonato de España de Karting y luciendo el nombre del fallecido niño en su casco:
https://twitter.com/alo_oficial/status/857621891552595969
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