Los domingos siempre ha sido día de fútbol en Paiporta, zona cero de la DANA en Valencia desde hace dos semanas. Nunca pensaron cuando ganaban trofeos, cuando celebraban ascensos, que un día su club iba a desaparecer entre las riadas de una catástrofe natural que se lo ha llevado todo. “Yo me derrumbé completamente el tercer día”, cuenta la delegada del primer equipo a Vozpópuli. “No podía parar de llorar", recuerda emociona María del Carmen Sanchís mientras revisa las fotos después de la tragedia. "¡Jolín!… aquí hemos sido campeones, hemos levantado copas, hemos vivido nuestro centenario… y ahora no tenemos nada”.
Lo primero que hace Mari Carmen cuando habla de su Paiporta CF es añorar los buenos tiempos y derrumbarse con la nueva realidad: “Aquí todo el mundo ha perdido algo. El que menos, podrá quejarse de que se ha quedado sin coche o sin negocio", reconoce. "A mí ahora me falta mi cuñado", cuenta apenada.
El campo del Paiporta estaba justo detrás del barranco que se desbordó el pasado 29 de octubre. La riada tiró los muros, arrasó el colegio que había en medio y ha acabado con los sueños deportivos de todo el pueblo. Un club que tiene más de 300 niños y adultos jugando en sus filas. Desde “querubines” de 6 años hasta aficionados de más de 30. Un niño tardó en aparecer, pero por suerte todo se quedó en un susto.
El club está en shock, aún no son conscientes de que lo han perdido todo: “Esto es, esto es terrible, pero terrible, terrible. Y además, es que el primer día cuando fui, el campo era una piscina y luego, conforme ha ido bajando, tú pasas por ahí, y entonces ya te derrumbas”, recuerda Mari Carmen, que también hace las veces de encargada de prensa de su club. “No tenemos campo, no tenemos vestuario, no tenemos absolutamente nada. La DANA nos lo ha quitado absolutamente todo”, se queja, "pero no nos olvidamos de nuestros vecinos que han perdido sus casas y a sus seres queridos. Aquí al final todos nos conocemos”
Únicamente, y como recuerdo de lo que fue una vez el Paiporta CF (1922), queda en pie la oficina. Y la puerta no se puede abrir. “La instalación ha desaparecido. Ya no hay nada. Todo son residuos, mesas rotas, muros derrumbados…", hace el recuento de daños la delegada. "Los vestuarios estaban llenos de agua hasta arriba el día de la DANA y al final se reventaron las puertas, las paredes cedieron y los techos se cayeron. Ya no queda nada del club”.
Volver a la normalidad
“La verdad es que la Federación se ha portado súper bien, desde el primer momento hemos estado en contacto con ellos”, reconoce la delegada del Paiporta mientras comienza a esbozar una sonrisa esperanzadora porque a los equipos del club van a intentar reubicarlos: “Casi todos los clubes de la zona se han ofrecido a prestarnos sus campos, sin ningún tipo de condición, todo son apoyos, sin importar rivalidades".
Sin embargo, se mantiene con la preocupación porque 14 equipos "son muchos equipos" a los que es difícil buscarles una solución: "¿Qué vamos a hacer con los niños? No se puede reubicar a tantos jugadores ¿Fletamos un autobús que esté todo el día yendo y viviendo? No, no se puede”.
La responsable de comunicación explica a Vozpópili que, aun en la situación actual, los niños siguen con ánimos y "hay que despojarlos de todo esto, para que vuelvan a la normalidad. No es justo lo que les está deparando la vida. Primero, el COVID y, ahora, esto. No se lo merecen”.
Sin embargo, se alegra del arropo que han recibido de todas las partes del país: “A los equipos de niños les han invitado a torneos de toda España. Ha sido una respuesta arrolladora. Estamos abrumados con tanto cariño. Creo que al final estas navidades se van a un torno en Sevilla en mitad de las vacaciones”.
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