Lo mejor de escuchar las conversaciones privadas de personajes públicos es que por fin los conocemos como realmente son, despojadas por la grabadora esas gruesas máscaras que utilizan para guardar apariencias. Así, ahora sabemos que a Piqué no le disgusta que le llamen Geri en vez de Gerard y conocemos que Luis Rubiales es Rubi en la intimidad. Pero, sobre todo, sabemos cómo se las gastan ambos para trincar (me refiero a la primera acepción de la RAE -"atar fuertemente"- y no a la cuarta -"robar"-, of course) los kilos de Arabia Saudí.
Los audios que se intercambian el presidente de la Federación Española de Fútbol y el jugador del Barça y empresario (en este caso más lo segundo que lo primero), conocidos gracias a la información de El Confidencial y propios de una comedia escrita por Rafael Azcona, son maravillosos porque confirman lo que casi todos sospechábamos, algunos denunciábamos y la mayoría transigía sin darle importancia: la Supercopa de Arabia Saudí, vendida al respetable como una forma de impulsar el fútbol patrio y de reactivar una competición menor, era solo un negocio. Legítimo, tal vez, pero nada edificante.
Tal vez no haya corrupción alguna en lo publicado. Seguramente esas "comisiones" sean perfectamente legales. Incluso es posible que ni siquiera exista conflicto de intereses. Lo malo de esta operación es que desnuda una manera de funcionar en el fútbol actual, en general, y en el fútbol español, en particular. Esa forma consiste en que todo vale en este negocio dominado por los jeques, la corrupción y la falta de normas claras. El dinero, esos reveladores kilos de los que hablan los personajes, mueve montañas o, al menos, mueve de sitio los torneos.
Podríamos detenernos a analizar cada frase de esos audios, porque la verdad es que no tiene desperdicio, pero hay una que a servidor le parece la más significativa porque sintetiza tantas cosas... Porque en este hermoso deporte ya hace tiempo que, como siempre tratamos de denunciar en esta sección, acaso convertida en una de esas proféticas voces que gritan en el desierto, todo es "un tema de dinero".
Sacasen o no más "palos" de las caudalosas arcas saudíes, el caso, repito, es que hablamos de una cuestión de ética. Porque durante mucho tiempo se nos contó que llevar la Supercopa a dicho país estaba motivado por los más nobles principios
"A ver, Rubi, si es un tema de dinero, si ellos (el Real Madrid) por 8 irían, hostia tío, se paga ocho al Madrid y ocho al Barça… a los otros se les paga 2 y 1… son 19, y os quedáis la Federación seis kilos, tío. Antes de no quedaros nada, os quedáis seis kilos. Y apretamos a Arabia Saudí y a lo mejor le sacamos… le decimos que si no, el Madrid no va… y le sacamos un palo más o dos palos más…"
Sacasen o no más "palos" de las caudalosas arcas saudíes, el caso, repito, es que hablamos de una cuestión de ética. Porque durante mucho tiempo se nos contó que llevar la Supercopa a dicho país estaba motivado por los más nobles principios. No puedo olvidarme de aquella frase de Rubi Rubiales pronunciada el pasado enero durante una entrevista en la Ser: "A nivel ético, lo que estamos haciendo aquí es ayudar mucho al desarrollo de la mujer en el fútbol". Cosas que se dicen en este parte del fútbol que no es fútbol.
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