"Deja que me persigan, yo rezaré. Veremos a ver qué es más fuerte, si su persecución o mis rezos. No he hecho nada malo, así que rezo a mi Dios para que me proteja de esta gente demoníaca. Creo en mi Dios más que en mis abogados", indicó el empresario en una entrevista concedida a 'Vanity Fair' desde la sede de su todavía empresa.
Ali Syed, acusado de fraude en varios países, fue condenado en 2011 a devolver 3.627.000 dólares, más intereses, al empresario australiano Keith Johnson, el único de una larga lista que decidió llevar al indio a la Justicia. La orden de arresto emitida este miércoles supuso un ultimátum para que desembolse el dinero. Sin embargo, el dueño del Racing afirma que este asunto no le "preocupa".
"Hay un proceso de apelación. Y hay jurisdicciones. Si la Justicia ordenara finalmente pagar algo, sería a la empresa, no a mí. Y yo no soy el dueño de la empresa. Ni siquiera tengo firma en la misma", insistió el empresario, "contento" de vivir en Bahrein.
"Estoy bien aquí. El negocio va bien", comentó Ali Syed alegando que todo esta persecución se está haciendo porque es rico. "Es todo una persecución porque soy rico. Al final del día Dios y la verdad prevalecerán", concluyó.
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