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El Barça es una referencia para unos, pero una equivocación para otros

   

Siempre he considerado a Rafa Benítez un formidable entrenador. Y, además, un profesional sin temor alguno a publicar en revistas especializadas, algo muy poco habitual en España. En nuestro país se piensa en general que un entrenador de fútbol que se anime a escribir es sospechoso de teorizante, algo al parecer incompatible con la pura y dura competición deportiva. El hombre renacentista no está de moda. Benítez, despreciando esos recelos, ya a finales de los ochenta, cuando aún trabajaba en los juveniles del Real Madrid, presentaba artículos sobre su metodología en 'El Entrenador Español'. Luego lo ha seguido haciendo y hemos podido disfrutar de sus divulgaciones a través de revistas específicas como 'Training Fútbol' o su colección de vídeos, que realizó con su antiguo ayudante Aiestaran. Formidables en especial me parecen sus artículos sobre el juego “en zona”, algo de los que la inmensa mayoría alardea, pero que sólo ejecuta con propiedad y eficacia una ínfima proporción.

Me pregunto con frecuencia cómo es que su nombre sigue despertando recelos en algunos medios deportivos y entre ciertas aficiones. Es un entrenador obsesivo, sí. Pesado (él prefiere decirse “constante”), también. Aún le recuerdo en sus concentraciones con el C.D. Tenerife, supervisando personalmente la ingesta calórica de sus jugadores en el hotel de Barlovento, en la Isla de La Palma. Pero hay muchos entrenadores como él, igualmente omnipresentes. No tiene planta para desfilar en la Pasarela Cibeles, pero la inmensa mayoría tampoco son Guardiola, Lippi o Mourinho. Lo que muy pocos en el mundo pueden presentar es un currículum como el suyo. Sus dos campeonatos de Liga con el Valencia CF, hace un decenio, compitiendo en clara desventaja con los “ogros” Real Madrid y FC Barcelona, fueron sensacionales. Pero ha triunfado igualmente en la Segunda española, y ya no digamos en el Reino Unido y en Italia. ¿Por qué no despierta en nuestro país adhesiones unánimes?

En el AS del 10 de octubre tenemos una entrevista magnífica, concedida a Marco Ruiz, que brilla en su papel de entrevistador casi tanto como Rafa en el de entrevistado. De entre el brillantísimo contenido de la charla, me quedo con esta frase del entrenador: “El Barcelona ha supuesto una referencia para muchos y a veces una equivocación para otros muchos”. Acudiendo a un tópico, pese a que no me gusten demasiado, hay decir que se puede expresar más alto pero es imposible hacerlo con mayor claridad.

El modelo barcelonista ha tenido un éxito tal, que ha devenido casi en sectario, incluyendo al propio entorno catalán. La posesión es un medio excelente para ganar especialmente en equipos como el Barça, equipo al que –como “grande” que es- sus adversarios le esperan cerrados, considerando un mero empate como un éxito descomunal. Pero la posesión ha devenido, para muchos,  en un fin en sí mismo. Se ha desvirtuado, se ha barroquizado hasta lo superfluo, lo absurdo. Se ha convertido, en muchos casos, en melifluo rococó. Parece una obviedad señalar que se juega para ganar, no para acumular pases, pero lo cierto es que se ven equipos que parecen absolutamente abducidos. Hasta el normalmente sensato Xavi Hernández nos epató con aquello de “el Bayern nos ha elimiado con claridad en el tanteo, pero yo creo que todo fue más igualado de lo que parece”. ¡Santo cielo!

No se ha insistido lo suficiente, creo, en que la combinación es muy importante para controlar el juego, pero el fútbol se decide en las áreas. Consecuentemente, el último FC Barcelona ha sufrido una enormidad cuando no han jugado el gran Puyol o el inefable Messi. En ciertos entornos y en diversos momentos se ha optado por alabar a Piqué, Busquets, Iniesta, Xabi… pero –siendo ellos formidables jugadores, como todos los de la plantilla-, lo cierto es que Valdés, Puyi y Lio han sido, simplemente, decisivos. Ahí están las hemerotecas y las estadísticas. Podemos dictar opiniones, pero los números –y los hechos- son tozudos.

No se ha remarcado lo suficiente, creo, la cantidad de kilómetros que han devorado y devoran muchos componentes del equipo. Ya en tiempos de Cruyff se ocultaba –interesadamente- el tremendo esfuerzo que hacían auténticos gladiadores del fútbol: Ferrer, Nadal, Sergi, Julio Alberto, Goikoetxea, Bakero, Eusebio, Amor… hasta Stoichkov, devoraban metros pese a que su entrenador alardeaba –y alardea- de que un buen juego posicional permite dominar moviéndose diez metros a la redonda. Y un pepino, señor Cruyff.

Hoy son Alves, Pedrito, Alexis, Tello, Iniesta, Xavi (sí, también Iniesta y Xabi), además del reiterado Puyol,  los que se parten el alma en apoyos y en presión defensiva para que Messi pueda jugar casi caminando, fresco para desequilibrar en los últimos metros. Por cierto, demasiadas veces caminando, pienso, en las dos últimas temporadas….

Solía decir Guardiola que soñaba con ganar un partido sin tener que regatear. No sé lo que dice ahora en Alemania, con un equipo en el que destacan los jugadores que brillan en largas conducciones y regates, pero….que siga soñando. Su Barça y los anteriores que ya se aferraban al modelo ganaron muchas batallas por contar con sensacionales regateadores, desde el mismo Hristo hasta los actuales Messi, Iniesta y Tello, pasando por Laudrup, Romario, Rivaldo, Ronaldo, Deco, Eto,o o Ronaldinho, por citar algunos. Sin ellos, y con la simple posesión, no habrían ganado muchos de los trofeos que –justamente- poseen. Otra vez: el ya algo repelente término de tiki-taka no dice nada si no eres letal en las áreas. Y qué pena me ha dado durante estos años ver a esos jugadores (niños o no) a los que sus entrenadores prohibían regatear; harto estoy de oír en partidos y entrenamientos lo del “¡no regatees, toca, toca…!”. Supongo que el inteligente Pep citaba lo antedicho como una especie de utopía. Pero estoy más que seguro que algunos de los entrenadores de esos niños o no tan niños eran y son simplemente zoquetes cegados por la nueva secta posesiva. Y valga la redundancia.

Tuve un profesor de Música, hace demasiados años ya, que nos repetía machaconamente: “Los mejores músicos no son los súper-especialistas de los conciertos, no. Los mejores son los payasos, porque saben tocar multitud de instrumentos e infinidad de piezas y estilos”. Creo sus palabras me calaron. Por eso creo que el FC Barcelona del Tata Martino, que va aprendiendo a controlar los partidos sin que sea necesariamente a partir de una posesión abrumadora, va a ser mejor equipo que el de los últimos años. Más flexible, más adaptable. Más polivalente. Pero sería bueno que consiguiera que Leo Messi volviera a colaborar un poquito al menos en la recuperación de balón. Y que disponga de alternativas en el centro de la defensa, porque lamentablemente para su equipo (y para la selección de España) Puyol es casi sobrehumano, pero…cumple años, igual que todos los mortales.

Chapeau de nuevo, Rafael Benítez Maudes.

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