Este 6 de mayo de 2023 se recordará como un día de reyes. Mientras Carlos III se coronaba como monarca de Inglaterra tras 70 largos años de espera, el Real Madrid puso fin a una racha de nueve años sin conquistar la Copa del Rey. Lo hizo cumpliendo con el guion esperado, no sin tener que bajar al barro y combatir con un Osasuna que, pese a su pésima puesta en escena, puso todo en el césped de la Cartuja para honrar su historia balompédica.
No tendrá tiempo prácticamente para celebrar el Real Madrid, pues a esta reconquista copera le espera en menos de 72 horas el Manchester City en el examen definitivo para saber si la temporada merengue es de aprobado, bien o notable.
Saltaba la sorpresa en las horas previas al encuentro cuando se supo que Dani Ceballos no podría disputar ni un minuto de la final por una inesperada lesión. Modric, fiel al proceso de recuperación que habían pautado los médicos del club, empezaría viendo el partido desde el banquillo. Ancelotti reestructuró el XI inicial con Tchouaméni en la medular custodiando a Kroos y Valverde. El resto, los sospechosos habituales. Jagoba Arrasate dispuso su mejor alineación, dejando el peligro y la creación en las piernas de Oroz y Abde.
Pagó caro los nervios del recién llegado Osasuna. No marcaba el reloj del videomarcador de la Cartuja ni dos minutos cuando Vinícius Jr, confirmando que vive en un estado de gracia absoluta, dejaba atrás a Moncayola y Rubén Peña para servir un pase de la muerte perfecto que Rodrygo apuntaló para poner el primer gol de la noche. La cara de Arrasate era un poema, viendo como empezaba a entrar agua en la nave navarra mucho antes de lo esperado.
Con el paso de los minutos, Osasuna le fue tomando la temperatura al partido. Empezaron los centros laterales y las jugadas finalizadas, sin peligro pero con consistencia. Al otro lado del tapete, Vinícius hacía de las suyas y generaba todo el peligro merengue.
A partir de minuto 20 de la primera parte comenzó a animarse el encuentro. Tuvo Benzema el 2-0 tras otra diablura del extremo brasileño, que volvía a castigar la indolencia de un Moncayola apesadumbrado. Sin embargo, un paradón de Sergio Herrera daba ánimo a los rojillos.
Respondía rápido Osasuna mediante Abde, que aprovechaba una grave indecisión de Militao para cruzar un disparo que tuvo que sacar Carvajal prácticamente bajo palos. Alaba hizo temblar los cimientos de la Cartuja con un zapatazo de falta directa que impactó en el larguero. Sin tiempo para reaccionar, Vinícius probó con un disparo con el interior que a punto estuvo de coger portería.
La primera parte murió entre la resiliencia de Osasuna y las ganas de cerrar el partido cuanto antes del Madrid. Entre tanto, Vinícius se puso en el centro de las protestas, viendo la amarilla, y los dos equipos se marchaban a vestuarios con más tensión que la vivida en los primeros 45 minutos de final. Mucho tenía que mejorar Osasuna si quería hacer algo en un partido a campo abierto con el Real Madrid.
Mismo Real Madrid, voraz Osasuna
Sin modificaciones por parte de Ancelotti ni Arrasate, los dos conjuntos volvieron a la pelea en la Cartuja. No cesaba Osasuna en su empeño con bastantes balones aéreos, pero sin acierto ni fuerza. Esperaba tranquilo el Real Madrid en su campo, expectante de saber si Osasuna le pondría más fútbol que ganas. Y, efectivamente, hubo fútbol, ganas y mucha hambre.
El empuje rojillo cambió la dinámica del partido, hasta que en el minuto 58 llegó la jugada del partido para Osasuna. Tras un centro de Abde que despejaba Carvajal, el balón le cayó franco a Lucas Torró, que disparó fuerte y raso para batir a Courtois e igualar la contienda. Se desperezó el Madrid tras el empate, volviendo a generar ocasiones gracias a Benzema y Rodrygo. Vinícius parecía diluido tras las protestas.
Le duró poco la alegría a Osasuna, que veía como, de nuevo, Vinícius ganaba la línea de fondo para servir un esférico en buenas condiciones que, tras varios rebotes, acabó en botas de un siempre bien colocado Rodrygo que volvía a batir por segunda vez en la noche a Sergio Herrera para poner de nuevo al Real Madrid por delante.
La final encaró el tramo final en un constante ida y vuelta de ambos conjuntos. Aunque el Madrid adolecía en defensa (mucho que mejorar antes del City), le bastaba para frenar las acometidas de Osasuna. Kroos dejó su lugar en el 81 al ovacionado Modric. Osasuna murió en la orilla, intentando poner frenesí a un partido donde, si no hubiera sido por su nerviosismo inicial, quizá habría terminado de otra forma.
Sea como fuere, el eterno Real Madrid de Ancelotti vuelve a ganar un título, uno que se resistía desde el 2014, precisamente cuando el italiano gobernaba el banquillo madridista y Bale dejó en Mestalla una carrera antológica para derrotar al Barcelona. En el horizonte se dibuja ya el City de Guardiola, víctima de la última Champions, y aspirante al trono blanco con un Haaland que pide paso. Mientras tanto, la vigésima Copa del Rey ya luce en las vitrinas.
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