Era muy poco probable, casi imposible, que el Real Madrid llegase a la primera cita oficial del curso, la Supercopa de Europa del próximo 12 de agosto, con tres porteros de primera fila en su plantilla. Recién fichado Keylor Navas, sobraba uno: Iker Casillas o Diego López.
El presidente del Madrid, apoyado por los medios de comunicación y periodistas de cámara, tenía decidido que el sacrificado sería el portero gallego
El incendio de la portería lleva semanas ardiendo en el vestuario y las redes sociales, así que había que tomar una decisión urgente.
Florentino Pérez, apoyado por los medios de comunicación y periodistas de cámara, tenía decidido que el sacrificado sería Diego López, pese a que este dejó muy clara su postura hace tiempo: "A no ser que me echen, que me den una patada en el culo, estoy muy contento aquí".
A falta del anuncio oficial, este sábado Manolo García Quilón, representante del portero gallego, cerró la negociación con Adriano Galliani, vicepresidente del Milan.
López firmará un contrato que le vincula con el equipo italiano hasta 2018. Viajará a Milán, donde el lunes pasará reconocimiento médico y será presentado como nuevo jugador rojinegro.
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