Empate a nada con sabor distinto para atléticos y madridistas. Paradójicamente, los locales salieron más satisfechos del empate sin goles que los visitantes. Mereció más el Real Madrid, tanto que pudieron dejar sentenciada la eliminatoria. Eso explica el desencanto de los blancos. Un equipo estéril que suma ya siete asaltos sin doblegar a los de Simeone esta temporada.
El Real Madrid comenzó determinado, ahorrando tiempo en la medular, trabada por la superioridad atlética, y atajando por los costados, especialmente el defendido por Siqueira, talón de Aquiles colchonero. Carvajal regaló un centro de esos que hacen salivar a los delanteros al minuto de juego, dos antes de que Bale se encontrase un balón ante Oblak tras un grosero error de Godín. El galés se acomodó para armar su zurda con el interior, pero el esloveno sacó un brazo salvador que frenó los latidos de un Calderón preso del pánico.
En el Atlético lo más reseñable era la guerra del croata Mandzukic con el árbitro, el serbio Madic. Mala pareja de baile. A los nueve minutos el ariete ya acumulaba cuatro faltas. El partido se jugaba en campo atlético, con un Real Madrid europeo, por tanto intenso y concentrado. Con Modric al mando, los de Ancelotti apechugaban al Atlético. Los rojiblancos estaban más pendientes de enredar a Marcelo, para sacarle una tarjeta que le dejase sin partido de vuelta, que de inquietar los dominios de Casillas. Iker era espectador; Oblak, protagonista. Recuperando el balón rápido y jugando largo para saltarse la medular, el Madrid estaba cómodo. Corría el minuto 21 cuando Cristiano se situó ante la segunda falta al borde del área. A la barrera... El dominio de la posesión no se traducía en ocasiones blancas.
El Atlético recuperaba el balón con Griezmann a 60 metros del área. No sólo no fabricaba ocasiones, ni siquiera pisaba campo rival. ¿Planificado o sometido? Un zapatazo de Bale fue salvado por otra gran parada de Oblak, jugada que aprovechó Simeone para echar gasolina a su sobrecogida afición. Pasaban los minutos, el Madrid rebajaba el tono físico y el Atlético trataba de equilibrar la contienda pulgada a pulgada. Tres saques de esquina colchoneros, de esos en los que los centrales abrazan más de lo recomendable, no encontraron rematador. Enfrente un disparo exquisito de James con el exterior del izquierdo confirmó la heroicidad de Oblak. Entonces Ramos se desconectó y lanzó un pelotazo sin sentido, de esos que le costaron la Copa, que rentabilizó Gabi habilitando a Griezmann para estrenar a Casillas.
La primera parte echaba el cierre con dos mensajes: el Real Madrid se marchaba sin botín y el Atlético sobrevivía sin un rasguño en un escenario hostil. Oblak era el escudo, el héore y el plan rojiblanco. Una, dos, tres... hasta cuatro ocasiones extraordinarias de gol evitó el meta. Al descanso el Atlético llegaba vivo, pero en la eliminatoria, no sólo en el partido. El Real Madrid maldecía sus ocasiones perdidas en un partido digno del Bernabéu en el que el balón descansaba en sus pies (65%) y pisaban área con asiduidad (16 veces). Simeone necesitaba recuperar la pelota y reordenar su pizarra. Ancelotti puntería de su arsenal.
Sin cambios, era una cuestión de estrategia y puntería más que de actitud, los dos equipos saltaron tensos al césped. El Atlético abrió el campo, Juanfran encontró espacio y regaló un centro que remató fuera Arda. Algo había cambiado: las pulsaciones rojiblancas y los pulmones madridistas. En un salto entre Mandzukic y Ramos, el central provocó una brecha al ariete por la que sangró escandalosamente, además de descentrar al jugador y al Atlético y desconectar al Madrid. Dos visitas a la línea de fondo de Arda encendieron las alarmas en el banquillo de Ancelotti. Se le caía el equipo y no había atisbo de cambio en el flanco madridista. El viento ya no soplaba poderosos desde la Castellana, la humedad del Manzanares hacía estragos en los blancos. Trabado y físico, el encuentro se igualaba.
Agarrados a Marcelo unos y a Griezmann los otros, el partido tenía más tensión que fútbol, más miedo que valentía, más prevención que iniciativa. Los dos jugaban la eliminatoria en lugar del partido. Los visitantes querían marcar por el calor doble del gol fuera, los locales que no le marcasen pensando en el valor doble de los goles que pueda marcar en el Bernabéu. El Madrid se defendía con el balón en los pies, el Atlético con el cuchillo entre los dientes. En esas Ancelotti tiró de Isco, supliendo a un Benzema nebuloso. A lo que respondió Simeone, que cambió terciopelo por esparto, al sacar a Raúl García por Griezmann. Lo primero que hizo el navarro fue intercambiar una tarjeta con Sergio Ramos...
El cambió situó a Arda en la mediapunta, lo que celebró el turco frotando la lámpara en una jugada en la que se fue de cuatro rivales antes de dar un pase inverosímil. La pimienta de Raúl García encendió el Calderón, cuando Cholo realizó otro cambio sorprendente: Torres por Koke. Algo inexplicable con un Mandzukic desquiciado en el campo. Carletto blindaba su derecha con Arbeloa por Carvajal. El partido discurrió a trompicones hacia su final. Uno de ellos, en una jugada Torres que tropezó con Ramos en la que la grada pidió más de lo que hubo. Lo que sí pescó el Atlético en ese río revuelto fue la tarjeta que impedirá a Marcelo jugar en el Bernabéu. Los rojiblancos mereodearon por el área de Iker, con un par de sustos de Griezmann y Raúl García, y más quieros que puedos.
Al final empate que sabe a triunfo al Atlético, que sale de casa con la portería imbatida por obra y gracia exclusivamente de Oblak. No era la forma en la que lo pensó Simeone, pero sí el fondo de lo que quería. El Real Madrid se vuelve desquiciado por no ganar un partido que pudo sentenciar la eliminatoria. Suma el Real Madrid cuatro partidos en el Calderón sin marcar y siete sin ganar al Atlético. Demasiado como para no pasar por el psicoanalista antes del próximo miércoles...
Atlético: Oblak; Juanfran, Miranda, Godín, Siqueira; Mario, Gabi; Koke (Torres 83'), Arda, Griezmann (Raúl García 76') y Mandzukic.
Real Madrid: Casillas; Carvajal (Arbeloa 84'), Ramos, Varane, Marcelo; Kroos, Modric, James, Cristiano, Bale y Benzema (Isco 75').
Árbitro: Milorab Madic, de Serbia. Amonestó a Mandzukic, Sergio Ramos, Raúl García, Mario y Marcelo.
Estadio: Vicente Calderón.
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