Ganó el Barcelona al Madrid, pero no lo suficiente. Necesitaba una machada, sobrepasar a los blancos por más de 24 puntos y se quedó en una renta de cinco (85-80). Salvo catástrofe blanca en la última jornada, serán segundos de grupo. Tiene ciertos refuerzos morales la victoria, porque ganarle al máximo rival siempre es un estímulo. Además, da la impresión de que el Palau Blaugrana le pesa mucho a los de Laso. No terminan de sentirse cómodos, y así como ganan con cierta regularidad al Barça cuando juegan en casa o en campo neutral, las visitas a la Ciudad Condal se cuentan por derrota.
El primer culpable de la victoria azulgrana es Mario Hezonja, un jugador que, como cantaba Muse, persigue la luz de las estrellas. En uno, dos o tres años, no más, estará en la NBA codeándose con los mejores. Es uno de eso baloncestistas capaces de cambiar el sentido de la corriente de un río, con el desparpajo de la juventud, la técnica de los Balcanes y un físico perfecto para jugar de alero. Fundió al Madrid en el tercer cuarto con cuatro triples consecutivos, fue fundamental para destrozar las ventajas que iban teniendo los de Laso y ponerse por delante. Con 15 puntos fue el máximo anotador de su equipo.
La otra clave del Barcelona fue, como es habitual, el banquillo. Xavi Pascual es un excelente entrenador capaz de encontrar las mejores soluciones para cada situación. Si se necesita defensa y entrega entra Oleson, cuando el partido exige fuerza tocan Pleiss y Lampej. Tiene un equipo coral, ahora que Navarro no está tan acertado, en el que puede repartir las cargas de trabajo sin tener miedo al fracaso. Menos Marcelinho, desconectado, todos hicieron su labor.
Al Madrid le faltó baloncesto y también determinación. Su mejor opción para ser primero de grupo pasaba por resistir lo suficiente para no ser vapuleado en Barcelona y luego, en la última jornada, ganar en casa al Zalguiris. Es de esperar que ese sea exactamente el guión dado, pues es un equipo muy superior a los lituanos. Los blancos, que tienen la final a cuatro en casa, calculan que la Euroliga no está tan lejos, aunque se perdiese contra el Barça.
En la resistencia sobresalió, como es costumbre, Rudy Fernández. Anotó 20 puntos, reboteó, robó y asistió a buen ritmo. Cuando él se apagó el Madrid perdió fuerza, pues Sergio Rodríguez, que hizo buen partido, no pudo meter en juego las suficientes piezas complementarias para meterse en el partido. Felipe Reyes estuvo mal, y eso lo nota el espíritu de equipo. El control azulgrana del rebote y su mejor movimiento de la bola fueron demasiado para el Real Madrid.
Los dos equipos pasarán en su grupo, serán de los ocho mejores. Irán como cabeza de serie, pues nadie les ha tosido en esta ronda. Son claros favoritos a estar en la Final Four, quién sabe si incluso al título. Queda mucho, pero las candidaturas son rotundas.
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