El Madrid llegó a Almería como el niño que mira el reloj y ve que faltan cinco minutos para el recreo. Lo que queda, en este caso el partido, vale igual que el resto de la clase, pero el alumno la cabeza le viaja a lo próximo, véase el Mundial de clubes. La profesionalidad obliga a jugar con normalidad y ganar y, en ese sentido, los de Ancelotti cumplieron. Cumplir, para este equipo, es marcar cuatro. Ese es el nivel.
No jugó bien el Madrid, aunque ganó sobrado, porque hay algo de inercia en la victoria blanca. Cierto es que el brillo que tenía el equipo hace un mes ha desaparecido. Sigue siendo una estructura sólida, un equipo bien conformado y que no necesita grandes machadas para la victoria, pero le falta algo de la chispa que tuvo en su mejor momento.
En el ritmo nuevo de los blancos, más bien trotón, influyen tanto las bajas como el momento físico de algunos jugadores. La ausencia de Modric, que es un silencioso metrónomo, se nota en el juego. La falta de James, un talento innato, duele en la fluidez ofensiva. Illarramendi, por más que se empeñe, no es lo mismo. No se duda de su clase, en otros tiempos la demostró, pero parece ajeno a la velocidad que exige el Real Madrid. Recupera balones, pero no tiene el atrevimiento suficiente para mandar. Recuerda a esos jugadores muy buenos para muchos equipos pero insuficientes para la élite más absoluta. Se le nota el miedo en sus muchos pases hacia la defensa, lo fácil. Para el Madrid es un problema, la actitud no se negocia. Tampoco se sintió cómodo Kroos, que parece algo cansado y es el primer perjudicado de las ausencias, para él también es más sencillo jugar rodeado de gente en su misma sintonía. En ese mediocampo, hoy menos brillante que ayer, solo despunta Isco, que sigue cuajando una sensacional temporada.
En cuanto a los de arriba, Cristiano no está con la gasolina a tope, aunque siga marcando goles con facilidad. Dos fueron en el partido. Benzema aparece a ráfagas (y cuando lo hace es matador, como en la jugada del tercer gol del Madrid) y Bale combina su gran capacidad para marcar con individualismo y desinterés. No sorprende que muchos piensen que el equipo jugaba mejor sin él, pero al final de la jornada se miran los números y se ve que lo que aporta en ataque no es poca cosa.
El Almería aprovechó esta versión menor del Madrid para tener balón. Lo controló bastante bien, aunque se le notaron las carencias para hacer daño en el área blanca. Verza marcó un golazo, desde fuera del área. También falló un penalti, en una jugada que no lo fue, por una estirada fenomenal de Casillas. Fuera de estas dos jugadas no rondaron el gol. La carencia de peligro arriba es uno de los males comunes de los equipos pequeños, los que sufren para mantenerse en Primera. Todo lo contrario que el Madrid, que marcó cuatro sin hacer un esfuerzo sobrehumano.
Los de Ancelotti se van a Marruecos con los deberes hechos. Lo normales que viaje como gran favorito, pues 20 victorias seguidas contemplan a un equipo que es el campeón de Europa y tiene más quilates en la plantilla que las joyas de la corona inglesa. La inercia, el gran aliado del Madrid estos últimos partidos, no puede durar eternamente, pero mientras lo haga el equipo seguirá optando a todo. Da sensación de ser irresistible.
Ficha técnica
Almería: Rubén; Macedo, Navarro, Trujillo, Vélez (Corona, m. 81); Thomas, Verza, Méndez, Soriano (Wellington, m. 66), Dubarbier (Zongo, m. 58); y Hemed.
Real Madrid: Casillas; Carvajal, Pepe, Varane, Marcelo; Illarramendi, Kroos, Isco; Bale, Cristiano y Benzema (Coentrao, m. 85).
Goles: 0-1, m. 33, Isco. 1-1, m. 38, Verza. 1-2, m 41, Bale. 1-3, m. 80, Cristiano. 1-4, m. 88, Cristiano.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Mostró amarilla a Verza, Bale, Dubarbier, Soriano, Marcelo, Illarramendi, Cristiano.
Estadio de los Juegos Mediterráneos.
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