Asistieron unos 8.000 aficionados, así que sería precipitado sacar conclusiones de los sucedido este martes en el Santiago Bernabéu durante la presentación de Keylor Navas, nuevo guardameta del Real Madrid, pero es evidente que la portería es un polvorín.
Navas, que pasó reconocimiento médico a primera hora, saltó al césped entre una sonora ovación y fue jaleado por los presentes, varios de los cuales portaban banderas de Costa Rica, país de origen del jugador.
Además, durante el acto, se pudieron escuchar cánticos en referencia a Iker Casillas y a Diego López, los otros dos porteros de la primera plantilla.
El lema más oído, por decibelios y número de apoyos, fue el de "Keylor y Diego son nuestros porteros". Los menos aclamaron tímidamente a Casillas, y quizás lo más significativo fue el silencio sepulcral cuando un vozarrón solitario gritó: "Iker, fuera". No hubo aplausos pero, sorprendente, tampoco reproches.
Mientras, se supone que ajeno al bullicio de la grada, Keylor Navas, vestido de corto y con el dorsal 13 a la espalda, posó para los medios y repartió balones entre los asistentes.
Luego, en sala de prensa, el internacional costarricense intento contemporizar: "Estoy muy tranquilo, sé que tengo que trabajar muchísimo y esforzarme. Aquí siempre están los mejores de cada puesto y en la portería hay excelentes porteros. Es un tema que sólo Dios sabe qué pasará en el futuro. A mí me toca entrenar y estar a disposición del cuerpo técnico para estar preparado".
En la misma línea, el exjugador del Levante elogió la figura de sus dos nuevos compañeros y no descartó la posibilidad de tener que pelear con ellos por un puesto este curso. "Me he fijado en Casillas y Diego López, durante muchos años han demostrado ser los mejores del mundo. Estando en la Liga española y teniéndolos aquí cada fin de semana, es un aprendizaje diario. Son referentes para mi carrera y de los cuales puedo aprender muchísimo", profundizó.
Pendientes de todo lo que sucedió durante la presentación estuvieron algunos familiares de Navas y, sobre todo, Florentino Pérez, presidente de la entidad, y Emilio Butragueño, director de relaciones institucionales.
Constataron, una vez más, que tienen un grave problema. ¿Habrán tomado nota?
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