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2015, un año en blanco en el que el Real Madrid perdió la excelencia y Florentino el oremus

   

  • Florentino Pérez despide a Iker Casillas, forzado a salir del club por iniciativa del presidente.

Una sonora pitada despedía una victoria en la que dos cuestionables penaltis señalados a favor por el árbitro ayudaban a desequilibrar el partido. Así cerraba el Santiago Bernabéu al Real Madrid en 2015. Un año desastroso en lo deportivo y peor aún en lo institucional, donde las decisiones de Florentino Pérez y lo esperpentos protagonizados por el club, especialmente en el intento de fichaje de De Gea y en la eliminación de Copa por alineación indebida de Cheryshev.

Llegaba el año con un Real Madrid campeón del mundo, tras conquistar el Mundial de Clubes en Marruecos, enlazando una racha 22 victorias. Pero en el primer partido de 2015, ante el Valencia (el mismo sitio en el que podría caer Rafa Benítez el próximo domingo), el Real Madrid salió derrotado. Un incómodo amistoso en Dubai, con el calendario saturado y la plantilla fundida, tuvo mucho que ver en el tropiezo en Mestalla. Quizás una premonición del año complicado que se le venía encima.

La eliminación en Copa ante el Atlético de Madrid no fue ni la mitad de dolorosa que el 4-0 que los de Ancelotti encajaron en el Calderón en el partido de Liga el 7 de febrero. Horas antes de que Cristiano celebrase su cumpleaños con la presencia del inefable Kevin Roldán, con quien, como luego recordaría Piqué "empezó todo". Aquella derrota sentenció a Carletto en el banquillo. Pese a ganar la Décima, Florentino no tenía fe en su 'mano blanda' con el vestuario.

El 4-0 del Calderón el 7 de febrero y el espectáculo posterior con el cumpleaños de Cristiano y Kevin Roldán convencieron a Florentino de la destitución de Ancelotti y su 'mano blanda'

Eliminados de Copa, y descolgados de una Liga que terminó ganando el Barcelona del cuestionado Luis Enrique, el Real Madrid se abrazó a una Liga de Campeones en la que un gol del canterano Morata, vendido el verano anterior, clasificaba para la final de Berlín a la Juventus. Año en blanco, el 2015, que llevó a Florentino a tomar una decisión muy cuestionada: el despido de Ancelotti. Florentino lo anunció en una rueda de prensa en la que preguntado por las razones se limitó a decir que no sabía ninguna en concreto. Así funciona el presidente-director deportivo del Real Madrid, por impulsos, sin un plan a medio plazo ni una idea concreta de proyecto.

Despedido Ancelotti tocaba elegir un sustituto. Florentino llamó a Mourinho, que por entonces estaba felizmente establecido en el Chelsea. El portugués le dio un par de nombres y le aconsejó no fichar a Benítez bajo ningún concepto. Pérez trató de engatusar a Joachim Löw, de quien le habían advertido que era el Guardiola alemán. La obsesión de Florentino con Pep viene de lejos. De hecho ha comentado alguna vez que ve en Zidane al "Guardiola blanco" y ha llegado a incluir a Pep en una lista de posibles sustitutos de Benítez que presentó a los socios en forma de encuesta. Löw agradeció el interés, pero le informó de su vinculación con la Federación Alemana hasta el próximo Mundial. Y en esas se dejó convencer por su director general, José Ángel Sánchez, quien apostó todo a Rafa Benítez. Florentino nunca llegó a enamorarse del madrileño, pero accedió en su calidad de madridista.

Junto al técnico se escenificó un verano extraño, sin galácticos. De nuevo pagó fichajes por encima del precio de mercado como los 35 millones que pagó al Inter por Mateo Kovacic o los 31'5 que se llevó el Oporto por traspasar al Madrid a Danilo. En realidad todo era fondo de armario como el exportero del Espanyol Kiko Casilla (6 millones), Lucas Vázquez (1), Casemiro (7’5), Marco Asensio (3’9) y Cheryshev (regresando de una cesión al Villarreal).

Mourinho le dio un par de nombres para sustituir a Ancelotti y le recomendó no fichar a Benítez. Pérez tanteó a Löw, que se descartó. Y José Ángel Sánchez lo apostó todo a Rafa Benítez. Con él, mucho fondo de armario y ningún galáctico

El gran movimiento se produjo en la portería donde Pérez se salió con la suya y consiguió empujar a una leyenda del madridismo como Iker Casillas fuera del club. El portero, que se despidió en un acto en el que nadie del club se dignó a respaldarle, se marchó al Oporto. Y el elegido para sustituirle fue David de Gea. El problema es que no estaba en venta porque el Manchester United se negó a traspasarlo. El Madrid presionó al jugador para que se posicionase contra su club, renunciando a las ofertas de renovación de los de Old Trafford. Pero las últimas 24 horas antes del cierre de mercado se convirtieron en un esperpento en el que el fax del Real Madrid no fue lo suficientemente rápido. Con Keylor en el aeropuerto esperando y Casillas en Oporto, el ridículo protagonizado por el Real Madrid fue recogido por toda la prensa deportiva mundial.

Para comenzar la temporada, Florentino se comprometió a mandar al equipo a Australia, donde la filial de ACS malvivía sin firmar grandes obras. Cuando el Real Madrid se marchó de las antípodas, Leighton había dejado atadas unas cuantas operaciones muy sustanciosas y los futbolistas partían rumbo a Asia en un maratón de pretemporada que ha tenido sus consecuencias: 19 lesiones en los tres primeros meses.

En lo institucional el Real Madrid encajaba dos golpes duros. La remodelación del Bernabéu se bloqueaba definitivamente en sentencia firme, lo que cerraba de paso un negocio suculento con IPIC, presentado antes de la sentencia, que al final ha dejado sin petrodoláres al Madrid y con los jeques y sus petrodólares camino de Alemania e Inglaterra. El otro golpe, la celebración de un juicio por irrregularidades en el cambio de estatutos para la presentación de candidaturas antes de las elecciones de 2012. "No se resolverá en años porque lo llevaremos hasta el Supremo", advirtió Florentino preguntado si contemplaba unas posibles elecciones.

La imagen del club ha quedado salpicada por el esperpento en el fichaje de De Gea, la alineación indebida de Cheryshev, el coqueteo con Mourinho, el caso del chantaje sexual de Benzema, los juicios por la remodelación del estadio y el cambio de Estatutos...

Otro culebrón que no dejó en buen sitio al presidente fue el de la renovación de Sergio Ramos. Después de enfrentamientos acalorados, desplantes públicos y cruces de declaraciones en los que se descalificó al hermano y agente del futbolista, el Real Madrid se bajó literalmente los pantalones con el central, firmando una renovación de cinco temporadas a 10 millones netos por temporada. Algo que Pérez se había negado a pagar por un jugador sin opciones de ganar un Balón de Oro, condición básica para cobrar bien en la escala del presidente.

En lo deportivo el Real Madrid completó una pretemporada preocupante por su falta de gol. La querencia defensiva de Benítez aculaba al equipo lejos del área, trabajando los automatistos defensivos y dejando arriba el juego a la iniciativa de la BBC. En Liga, sin rivales de enjundia, el equipo ganaba sin enamorar. Sin embargo, a finales de octubre las sospechas se confirmaron ganando mal al PSG, con derrotas en Sevilla y Villarreal y, sobre todo, la goleada encajada en el Bernabéu ante el Barcelona (0-4), con Messi en el banquillo.

Aquella tarde se llenó la grada de pañuelos y se escucharon gritos de ¡Florentino, dimisión! El ambiente se recrudeció contra el técnico y los pitos no han dejado de sonar en Chamartín. Benítez no cuenta con el respaldo del vestuario, donde se ha enfrentado a Cristiano, Ramos y Marcelo, además de no tener ninguna relación con jugadores de la clase media como James, Isco, Kroos o Jesé (todos ellos han pedido su salida a sus agentes). Este ambiente ha llevado a Florentino a tantear a Mourinho, que fue despedido del Chelsea hace unos días, pero el luso, el mismo que repartía carnets de madridista no hace tanto, ha dejado en la estacada al Madrid porque prefiere entrenar al Manchester United.

Por medio, la vergonzosa eliminación del Real Madrid en Copa por alineación indebida de Cheryshev, una maniobra inconcebible en pleno siglo XXI. El Real Madrid, lejos de asumir el error y depurar responsabilidades, pretende llevar a la justicia ordinaria el caso, lo que podría costarle una sanción de la UEFA y quedar eliminado de la Champions. Y el escabroso caso de chantaje sexual en el que se ha visto envuelto Benzema, quien aún puede acabar en la cárcel.

Así llega el Real Madrid a un 2016 en el que Benítez no tiene crédito ni respaldo. Un año que puede complicarse notablemente si la FIFA ejecuta la sanción de la que ha advertido al Real Madrid por irregularidades en los fichajes de canteranos. Los blancos podrían quedarse dos periodos de fichajes sin contratar jugadores y eso hundiría el plan de Florentino para el próximo verano. En el que tiene previsto vender a Cristiano y Benzema, además de a un buen número de futbolistas con buen cartel como Isco o Kroos. Sin Copa, con la Liga cuesta arriba y aferrados una vez más a la Champions como salvavidas, si el Real Madrid no gana ningún título (o si la gana, tanto da), Florentino tiene prevista una revolución galáctica en el equipo. Eso sí, antes de comprar debe vender, porque no anda sobrado de liquidez. Por eso una sanción de la FIFA podría tener consecuencias impensables en la planta noble del Bernabéu.

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