Esteban Suárez ha decidido escuchar a su corazón. Y no se trata de una frase hecha. El portero del Almería renuncia al año que le queda de contrato en Primera para jugar en el pozo de Segunda B con el Real Oviedo, "mi equipo del alma", según adelantó el diario El Comercio.
El gesto de Esteban tiene un mérito especial porque, a punto de cumplir 39 años, supone despedirse definitivamente de la élite para cerrar una notable carrera en casa.
Después de 14 años en el barro, al Real Oviedo sólo le queda el corazón. Abrasado por incontables decepciones en Tercera y Segunda B, únicamente el amor sincero e inquebrantable a un club con 88 años de historia puede, a duras penas, sostenerlo en pie.
Cada temporada se hace más cuesta arriba para el aficionado acudir a un estadio de Primera a sufrir partidos picapedreros. A ver fútbol oficialmente amateur (no profesional). Pero esos seguidores salvaron literalmente al Oviedo hace dos años, cuando acudieron en masa a comprar acciones de la entidad, y ese ejercicio colectivo de fidelidad no ha sido en balde. Y parece contagioso.
En el imaginario general quedarán para siempre los esfuerzos de gente humilde invirtiendo lo que no tenían en una o varias acciones del Oviedo. A cambio, ha seguido recibiendo disgustos y decepciones. Golpe tras golpe sobre la hierba. Pero ahí siguen.
Carlos Slim, multimillonario mexicano que, arrastrado por la ola azul, se convirtió en accionista mayoritario, no se ha implicado a tope en la gestión. Hasta ahora. Parece que tras el enésimo fiasco –el Oviedo ni siquiera se clasificó para los play off de ascenso a Segunda-, el adinerado dueño del club quiere tomar las riendas. Y Esteban es su primer movimiento.
El veterano cancerbero asturiano llegó al Real Oviedo, procedente del Avilés en la temporada 1995-1996 para incorporarse al filial, pasando al año siguiente al primer equipo. En el año 2002 fue cedido al Atlético de Madrid y al año siguiente recaló en el Sevilla, donde jugó durante dos temporadas, en las que el equipo de Nervión consiguió clasificarse para la Copa de la UEFA. En 2005 llega al Celta de Vigo, donde permanece tres temporadas y juega una Copa de la UEFA. Su último viaje le lleva a Almería en 2008. Tras un descenso y un par de temporadas en Segunda, el equipo mediterráneo regresó el año pasado a Primera y está a un punto de salvar la categoría. Le basta con empatar el domingo en casa ante el Athletic.
Esteban, que ha jugado todos los partidos de Liga, hará su trabajo y, pase lo que pase, se despedirá y descenderá voluntariamente de categoría. Dejará la élite y el sol para viajar a Segunda B y a la lluvia. Para regresar a su Oviedo. En un fútbol sin corazón, todavía quedan románticos.
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