Hasta ahora, el talento de Romain Grosjean ha chocado, nunca mejor dicho, con su inestabilidad emocional. Excesivamente impulsivo, el francés acumula seis accidentes de diferente consideración en lo que va de Mundial. En el último, en el GP de Bélgica, estuvo a punto de estrellar su Lotus en la cabeza o manos de Fernando Alonso. El español se libró de milagro y Grosjean fue sancionado por su imprudencia y su reiteración. Ha tenido casi tres semanas para meditar y ha tomado una decisión: necesita ayuda.
Por eso aterrizó en Singapur, donde el domingo se disputa la 14ª carrera de la temporada, acompañado de una leyenda, Benoit Campargue. Serio, elegante y callado, Campargue es el entrenador que ha guiado a Tedy Riner al Olimpo de los judokas. Cuentan que cuando conoció a los padres de este mocetón (2 metros y 130 kilos) nacido en Guadalupe les dijo: "Si su hijo no es campeón del mundo u olímpico me sentiré muy decepcionado". Riner ha ganado cinco veces el título mundial y acaba de colgarse la medalla de oro en los Juegos de Londres.
Los métodos de trabajo de Campargue los ilustra él mismo: "Teddy recibió un trato preferente en los últimos años, lógico teniendo en cuenta su historial y su estatus, pero a la hora de entrenar he sido inflexible. Por ejemplo, si llegaba tarde tenía el mismo castigo que todos: ponerse en medio de los demás judokas y aguantar sus bromas. Sabía que él no soportaba eso”.
Culminado su trabajo en el tatami, Campargue, que fue dos veces campeón de Europa de judo y piloto de motos, anunció que no seguía con Riner. Pero lanzó un mensaje al aire: "Me apasiona el deporte en general y tengo varias propuestas, pero quiero darme un tiempo para reflexionar. Lo único que tengo claro es que quiero seguir trabajando en la alta competición”. Y pocas especialidades más elitistas que la F1.
Grosjean vio el cielo abierto. Según confesó en una entrevista reciente, “la nuestra es una especialidad particular. No necesitamos ser tan atléticos como un corredor de 100 metros, un jugador de rugby o un saltador de pértiga, pero un piloto de F1 debe estar bien de la cabeza. Lo psicológico marca más la diferencia que lo físico". Romain quizás conoce que la traducción de judo, vocablo japonés, es: “el camino de la suavidad”. Justo el que debe tomar él cuanto antes.