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¿Por qué se ha vuelto verde el agua de la piscina de los saltos en Río?

                                                   

Nadie en Río se explicaba por qué, pero el cambio no era para nada agradable a la vista. Todo empezó en la piscina de saltos. Los clavadistas en el Centro Acuático Maria Lenk compitieron por las medallas este martes en una piscina con el agua verde, algo inédito en unos Juegos Olímpicos.

"La calidad del agua fue probada y no hay riesgo para los atletas -se dijo desde la organización-. Estamos investigando la causa". "Hicimos las pruebas de agua usando los mismos parámetros de cada día, y los resultados fueron exactamente los mismos que cuando la piscina estaba azul", explicó el portavoz Mario Andrada. Un día después, las autoridades parecen haber resuelto el misterio: culparon del cambio de color a los altos niveles de alcalinidad del agua.

Hasta el lunes, el agua había estado clara, lo que dejó asombrados a saltadores como el británico Tom Daley, que el lunes había ganado el bronce con su compañero Dan Goodfellow. Veinticuatro horas después, sobre la extraña agua verde saltaron las competidoras chinas Chen Ruolin y Liu Huixia ganaron la medalla de oro desde la plataforma de los 10 metros. El panorama no les afectó.

El jefe del equipo canadiense, Mitch Geller, descartó que la coloración verdosa fuera tóxica, pero dijo que no es lo ideal. "Los saltadores acostumbran a ver el agua y la visualización es muy, muy importante en estas pruebas". Su pupila Meghan Benfeito confesó que ella y su compañera Roseline Filion prefirieron no abrir la boca dentro del agua "por si acaso".

La mexicana Paola Espinosa notó que la piscina se estaba oscureciendo conforme avanzaba la competición, pero aseguró que no había mal olor ni el cambio había afectado a su piel. "Nunca había visto algo como esto antes, pero es Brasil y todo es verde aquí, así que pudo ser una decoración", bromeó. Algunos expertos en el mantenimiento de piscinas han sugerido que, posiblemente, el balance químico en el agua ha sido incorrecto.

Otros que no se fiaron fueron los waterpolistas, obligados a jugar en una piscina anexa que, con algo más de retraso, ha tomado los mismos derroteros en cuanto a pigmentación. En la expedición española, por ejemplo, dicen no creer a los que aseguran que ese agua sea tan inofensiva como la cristalina, pero también aseguran que no les importa. "Esto son unos Juegos y hay que dejarse la piel".

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