Deprisa, deprisa. Este Atlético no corre, vuela. El equipo rojiblanco no afloja su marcha y se sube a lomos de Yannick Carrasco. Dos goles ante el Málaga refuerzan el momentazo del internacional belga, insustituible para Simeone, solucionador de problemas y tratado como una auténtica estrella por el club. Su peso específico ha logrado eclipsar a Koke, verdadero impulsor del nuevo juego del Atleti, e incluso a Griezmann. Y eso es mucho decir.
Sus desbordantes e imparables carreras así como su peso decisivo en Champions han multiplicado una cotización que hacía temblar el mercado internacional. Los 100 kilos que ya figuran en su cláusula después de la mejora de contrato adelantada en 'Vozpópuli' colocan al 10 del Atlético en un puesto de privilegio no sólo en el Vicente Calderón junto a Antoinne y Oblak (los otros dos futbolistas colchoneros con tres cifras en su carta de libertad), sino también en el fútbol mundial.
Carrasco acumula motivos (jugador con más remates al palo en esta Liga) que confirman el enorme caudal ofensivo que vierte desde que arranca con su imponente zancada. Quizá la notable mejora del juego rojiblanco obedezca a su peso en ese balance atacante. Pegado a la cal, en una banda u otra, según le condicione el Cholo. Pero con eficaces soluciones.
Simeone entiende que la ambición ha hecho del belga un futbolista creciente a pesar de que su año de adaptación fue duro. Eso parece olvidado porque la realidad marca un presente y un futuro (hasta 2022) muy motivadores. Simeone dice reírse cuando inciden en que este Atleti ahora sí es ofensivo. Y, desde luego, lo es. Ataca y vuelve a atacar. Como una jauría de indios sedientos de gol que galopan siguiendo la estela del más veloz y mortífero. Un belga que persigue el mismo sueño que sus compañeros y entrenador: ganar la Champions.
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