Florentino Pérez es un dirigente atípico. Pese a tener un poder casi ilimitado como rey del ladrillo, mantiene una peculiar relación con la prensa. El presidente del Real Madrid está al tanto de cada cosa que se dice, que se escribe o que se emite por televisión. En muchas casos antes incluso de que se publique, lo que le permite ‘matizar’ algunas noticias ¡y portadas! antes de que vean la luz.
Florentino tiene hilo directo con los directores de los grandes medios de nuestro país. Como es de esperar. Lo que no es tan habitual es la cantidad de redactores de calle con los que mantiene contacto. Les sorprendería saber cuántos soldados rasos, de esos que peinan las salas de prensa y las zonas mixtas, reciben sus what’s app. El "ser superior" manipula las cloacas bajando al barro.
Pérez interviene en los canales de información de los medios de forma transversal. Despacha con los directores, ‘aconseja’ a esos ambiciosos cargos intermedios con ínfulas que compadrean con el presidente para elevar su caché y ‘cuida’ a los curritos regalando informaciones, que raramente son contrastadas.
El modus operandi es sencillo. Desliza noticias y en función de la reacción del periodista, discrimina a unos de otros por su lealtad. ¡Quién va a dudar de la fiabilidad de una información del mismísimo presidente! En las redacciones todo el mundo sabe “quién habla con Florentino” y sus informaciones se toman como lo que son, pseudocomunicados oficiosos del club. La lástima para estos periodistas es que Florentino les utiliza hasta que dejan de interesarle. Tienen fecha de caducidad.
Si quieren conocer sus nombres es sencillo. La información de Rubén Arranz cita varios de gran relevancia como el director de El País, Antonio Caño. Socio y madridista confeso que utiliza el portaviones de Prisa como centinela de la excelencia blanca. Los plumillas más leales llegan a encontrar acomodo en en el club o son compensados obscenamente con cargos ejecutivos en Real Madrid Televisión o premiados con tertulias donde ejércitos de aduladores doran la píldora al presidente sin escrúpulo alguno. Militar en la trinchera de Florentino siempre ha estado bien pagado, ya sea con un puesto de trabajo, información de primera mano (aunque sea sesgada, tampoco suele importar), entrando en la rueda de tertulias de radio y televisivas… Hubo un tiempo que hasta se habló de pisos a precio inmejorable para los leales al florentinato.
Otros están en nómina en programas 'afines al régimen' como los de La Sexta, gobernados con disciplina marcial por Antonio García Ferreras, más madridista que el propio Florentino. No se recuerda un atisbo de crítica en el canal de Roures al madridismo. Ni en sus “servicios informativos” ni en programas de rigurosidad distraída como Jugones o El Chiringuito. Pedrerol y Florentino mantienen una relación más que fértil para ambos.
En la lista de víctimas de Florentino siempre han figurado nombres ilustres. Fue pública su enemistad con José María García, mientras que otro de sus enemigos íntimos, José Manuel Abellán, acabó apartado del circuito de las grandes emisoras. La fulgurante salida de Lama de ‘Los Manolos' se produce tras sospechosas visitas al palco del Bernabéu del capo de Mediaset y nadie duda que tras la decisión de apartar a Diego Torres de la información del Real Madrid en el El País emerge la sombra de Pére. Pero también hay muchos periodistas anónimos que no comulgaban con Florentino que han acabado perdiendo su trabajo por una u otra razón. Padres de familia que se ganaban honradamente su sueldo sin pertenecer a bando alguno.
Nos equivocaríamos si limitásemos el modus operandi de Pérez a la prensa. Florentino considera que sus futbolistas son jóvenes millonarios caprichosos y no duda en descalificarles, incluso delante de la prensa, aireando problemas domésticos de vestuario. Muchas de esas filtraciones se han producido durante tensas negociaciones de renovación como la que mantuvo con Sergio Ramos, cuyo hermano y representante René, fue sometido por la prensa del régimen a una campaña de acoso y derribo. Y tampoco se salvan de las críticas del presidente los entrenadores, empezando por Mourinho y acabando por Ancelotti y su mano blanda.
Sostiene Florentino que en el Real Madrid no hace falta un director deportivo para gastarse 90 millones en fichar a James (¡), que a la plantilla del Real Madrid la entrena cualquiera porque solo hay que poner a los buenos y que debería tener un periódico deportivo a su servicio como los tiene el Barcelona. Y predica con el ejemplo, asumiendo con naturalidad los roles de director deportivo, de entrenador (recomendando alineaciones, como reveló Carletto) y de director de comunicación, advirtiendo lo que se debe poner en las portadas. El "ser superior", además de gestionar divinamente la excelencia señorial del club, manipula las cloacas. Las del periodismo, al menos. Más culpa tenemos nosotros.
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