España gana en Buenos Aires y se mantiene en Segunda División. Lejos de donde estaba la temporada pasada, el Grupo Mundial. Muy lejos de aquellos años noventa en los que se ganaba la Copa Federación casi por inercia. Cierto es que la victoria tiene su mérito, más que nada porque las dos mejores jugadoras españolas, Carla Suárez (10 del mundo) y Garbiñe Muguruza (20), se bajaron de la convocatoria y porque las representantes españolas eran chicas de cortísima experiencia internacional.
Pero de ahí a sacar pecho… Porque España lo que hizo fue mantenerse en el lugar que le corresponde, consiguió salvar una temporada contra un rival que, en el campo femenino, es muy flojo. Las jugadoras españolas tenían un mejor ranking que las sudamericanas, lo lógico era ganar y eso hicieron.
De todos modos, y como las alegrías en las selecciones españolas de tenis hace tiempo que son escasas, los dirigentes de la federación decidieron que era un buen momento para sacar un comunicado enseñando músculo y, ya de paso, dejando algún recado a los enemigos. En el texto, distribuido poco después de que España asegurase la permanencia, Olvido Aguilera, responsable de relaciones institucionales de la federación, sacaba el fusil contra el CSD: “En situaciones complicadas se demuestra lo que cada uno y cada una está dispuesto a dar. Ellas lo han dado todo y encima han ganado. El futuro del tenis español está asegurado más alla [sic] de las políticas de apoyo por acción u omisión de organismos como el Consejo Superior de Deportes”. Es decir, ganar a pesar del consejo.
También hubo recados para las ausentes, que nunca han tenido una buena relación con la actual directiva. Hay que recordar que el tenis femenino español llegó a amenazar a Escañuela, el presidente, con dejar de ir al equipo nacional si no aceptaba una serie de reivindicaciones, aunque también es cierto que fue una amenaza que tenía las reñidas elecciones de 2012 como telón de fondo. El comunicado no las nombraba, pero tampoco había que sacar una carrera para entender que el elogio a la presencia de unas era un recado a la ausencia de las otras: “La Real Federación Española de Tenis agradece a Lara Arruabarrena, Sara Sorribes, Anabel Medina y Aliona Bolsova su compromiso total con la selección española de Copa Federación al haber asumido la responsabilidad de representar a España en una eliminatoria en el que nuestro combinado nacional se jugaba la permanencia en el Grupo Mundial y con la dificultad añadida de afrontar un largo desplazamiento hasta Argentina en medio de una calendario WTA con una alta densidad de partidos y torneos. Arruabarrena, Sorribes, Medina y Bolsova han priorizado defender los intereses de la selección Española a pesar de esta circunstancia y cuando la dificultad de la cita invitaba a tomar senderos más sencillos”.
La institución aprovechó para reivindicar su papel en todo esto, para recordar que la victoria no es de las tenistas sino del tenis español en conjunto, especialmente de sus mandos federativos. “La RFET está orgulloso [sic] de contar con una cantera de jugadores y jugadoras capaz de rendir y competir al máximo nivel en las circunstancias más adversas, lo que prueba el acierto de las políticas que han caracterizado a José Luis Escañuela, que ha apostado por el significado de lo público dentro del mundo del tenis”. No especifica nada sobre a qué se refiere con “lo público”, aunque puede entenderse que es una reclamación ante la caída de subvenciones del CSD de los últimos años.
La ofensiva de la RFET tras el magro triunfo no quedó en el comunicado. También su presidente decidió escribir unas líneas para darle lustre y pasar alguna factura pendiente. Es curioso porque el directivo se encuentra estos días de baja por paternidad, una medida que se ha vendido reiteradamente –con escaso eco mediático- como un paso de modernidad y progreso y que le ha alejado de los actos públicos de la RFET. En cualquier caso Escañuela sacó un rato a su conciliación para dar batalla.
Con un estilo algo barroco el dirigente se dedicó a enumerar nombres para darles lustres y atribuirles su cuota en la victoria: “A Lara y a Aliona. Y a Sara. Hacer historia no es sólo dejar memoria de un resultado, sino construir otra realidad posible frente a los ocres fantasmas que la dibujan en blanco y negro como pensamiento único”. A las jugadoras (también reseña unos párrafos más adelante a Anabel Medina) pero no solo a ellas. También le echa flores al último responsable del CAR Miguel Sánchez, que recientemente salió en prensa por un asunto de su pasado. “A Miguel Sánchez y a su familia, a quien un canalla puso en los medios filtrando una “noticia” solo por pasar cerca de la cena de los idiotas. Buenos Aires es una buena respuesta por si el sacramento de la confesión no proporciona suficiente penitencia”. Escañuela defiende que esa filtración fue cosa del Consejo Superior de Deportes. Y el dardo de la religión tiene que ver con Miguel Cardenal.
También, y como es frecuente, utilizó su escrito para ensalzar a la directora deportiva, Gala León, en el ojo del huracán por su nombramiento como capitana de la Copa Davis. “Desde su llegada ha llenado de futuro y de optimismo las alamedas del tenis español. Nadie imagina cuánto le agradezco su insobornabilidad y su permanente rebeldía. Los rebeldes aman. Ya era hora”.
Suma en la lista a los directivos, en un párrafo en el que reivindica la fuerza de la institución que dirige: “Con su comprensión, me siguen permitiendo que, como dice un gran amigo, la federación sea como el viento viejo que sin embargo aún sopla. Porque en Buenos Aires, sí, fíjense, la primavera se ha declarado como un estandarte, como una primera bala… Un espacio de libertad que, después de más de nueve meses, se asoma como posible…”.
Sus cuitas no son solo con algunas jugadoras, con el Consejo Superior de Deportes, con los jugadores por Gala… también tiene cierto resquemor con la prensa, a la que dedica uno de los últimos párrafos de su invectiva. “A vosotros los cronistas no consumidos por los gurús de los tiros por encargo, contadlo. Hacedlo por ellas. Por favor, gritad a cuatro vientos que la primavera se ha declarado en Buenos Aires”, resume.
Y todo esto por un éxito relativo, en el contexto de una victoria necesaria pero no épica, pues al fin y al cabo el desenlace lógico de esa eliminatoria no era otro que la supervivencia de España que ni siquiera supone estar en la élite, como podría ser la ambición del ente, sino evitar las cloacas del tenis mundial.
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