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El indomable Rafa Nadal y Marc López bañan de oro su amistad en Río

Rafa completó su cuarto partido en dos días, con cuatro victorias y más de nueve horas sobre la pista. 

  • Rafa Nadal y Marc López muerden la medalla de oro.

Cuando arrancó la competición de tenis, le preguntaron a Marc López cómo podría Nadal compatibilizar el individual con los dobles, a lo que respondió divertido: "Que Rafa se ocupe del individual, que el doble ya se lo gano yo". Y aunque lo dijo en broma, López cumplió su advertencia. Sin embargo, si en la semifinal ante los canadienses Marc tiró del carro en los instantes finales con un Rafa desfondado, en la final ante los rumanos la pareja española salió con mucha chispa. Ideas claras, pelotas profundas, contundencia en el servicio y profundidad en los restos. Nadal era el del tercer set ante Bellucci. Siempre atento a las indicaciones de su gran amigo Marc, ganador del Master junto a Granollers.  

Rafa Nadal ha pasado más tiempo en las últimas horas sobre una cancha de tenis que fuera de ella. Cuatro partidos, ocho horas y media. Dos duelos individuales durísimos ante el francés Simon (dos horas y dos minutos) y ante el brasileño Bellucci (dos horas y un minuto). Dos choques de dobles ante los canadienses (dos horas y un minuto) y ante las rumanos (dos horas y veinticinco minutos). Cuatro victorias. Una gesta digna de un superhéroe como el manacorí. A eso hay que sumarle que hace ocho días Nadal se ponía en acción admitiendo no estar plenamente recuperado de su muñeca y sin ritmo de juego tras pasar dos meses parado.

Nadal se disfrazó de superhéroe para completar cuatro partidos en dos días, ocho horas y media de tenis para cuatro victorias, un oro y un pase a semifinales

Rafa lo había pasado mal en el partido que abría la jornada para él ante un Thomaz Bellucci ultramotivado que le ganó el primer set. A Rafa se le veía pesado de piernas e incómodo ante un adversario que le pegaba a todo alentado por todo el estadio, con cierta complicidad del juez de silla, que no era capaz de hacer callar a la torcida brasileña. Pero el manacorí se aferró a la pista y fue capaz de empatar el partido, con una derecha que comenzó a pesar más, además de su inquebrantable fe en un triunfo que le acercaba a la medalla. Nadal ganó el segundo set rompiendo el servicio de Bellucci, que quedó muy tocado con ello, siendo la tercera manga un paseo militar para Rafa. El único inconveniente del triunfo, muy importante anímicamente por la forma en que se produjo, era el gran desgaste físico y anímico que conllevó el cuarto de final ante el brasileño. 

Horas después le esperaba la final de dobles. Conquistaron el primer set con solvencia. Un 6-2 que delataba la superioridad de los españoles, tras romper dos veces el servicio a la consistente pareja rumana. La combinación de la derecha de Marc y el revés de Rafa funcionaba a la perfección ante una pareja superada por las circunstancias. Sin embargo, la pérdida de la manga obligó a los rumanos a subir el grado de exigencia y arriesgar más, llegando a romper un servicio que se convirtió en una losa muy pesada para Nadal y López a lo largo de un segundo set más árido para los españoles. Cuando todo estaba más complicado con dos bolas de set en contra sacando Marc, Nadal se echó a la espalda el partido y pudieron equilibrar la manga del 2-5 al 5-5, pero desperdiciaron tres bolas de break y al final los rumanos ganaron el segundo. 

La agonía se eternizaba para Rafa, que arrancaba el último set defendiendo su servicio con un paralelo y saludaba el saque de los rumanos con un passing espectacular. Nadal en estado puro. La granítica pareja rumana iba imponiendo su solidez en la red y España sufría para moverlos. Una doble falta y un error no forzado daban dos opciones de break a los españoles en el cuarto juego. Un juego eterno en el que Marc no estuvo fino y los rumanos cargaron el juego sobre el barcelonés. Pero cuando cada bola pesa una tonelada y la pista rival se estrecha como un pasillo es cuando Nadal emerge. Tres dobles faltas y cinco bolas de break después el juego cayó del lado rumano. Tocaba sobreponerse. Los rumanos comenzaron a cargar el juego en Nadal buscando un atisbo de cansancio, una fisura en el infatigable espíritu de Rafa, que se retroalimentaba con cada latigazo hasta salvar una pelota de break con su saque.

López llevó a Nadal hasta la final y Rafa se lo agradeció aferrándose al partido ante los rumanos y llevanso a su amigo hasta el oro olímpico

Rafa había llegado hasta ese tercer set de la final gracias a Marc López, pero ahora él tomaba las riendas. En el séptimo, con el servicio de Marc López, Rumanía se hizo con el juego poniendo más cuesta arriba el duelo. El partido era una cuestión personal entre Tecau y Nadal, con López errático y Mergea como un flan. Y ocurrió. El milagro de cada partido de Nadal. Rompió el juego a base de cargar el juego en la raqueta de Mergea. Empate de nuevo y Rafa al servicio con 4-4. Un tenis que se jugaba como ajedrez. Otro juego angustioso en el que los españoles insistieron en la sangría con Mergea, colocándose arriaba 5-4. Restaba un juego para cumplir el sueño. Pero sacaba Tecau, 192 centímetros de acero rumano. Un error de volea de Mergea... un passing de Rafa... un resto a los pies de Tecau de Marc... Dos puntos de partido, torneo y oro. El primero lo salvó el enésimo smash de Tecau. El segundo lo salvó otro smash de Tecau.  El siguiente smash, de Mergea, se quedaba en la red. Y a la tercera bola, la vencida. Nuevo globo a Mergea y smash fuera. Dos horas y veiticinco minutos de final, ocho horas y media después para Rafa, llegó el oro. Porque fue Nadal quien ayudó esta vez a ganar el oro a su amigo Marc. Amistad de oro.  

   

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