Hace días comentaba en estas páginas el aparente absurdo de que no se utilicen los adelantos tecnológicos en favor del arbitraje futbolístico, y me aventuraba a suponer las causas de que nos tengamos que conformar con el auténtico chocolate del loro que supone la implantación de micrófonos y otros intercomunicadores para uso del árbitro principal y sus auxiliares o la previsión de las cámaras en la línea de gol. Naderías si lo comparamos con las enormes posibilidades que ofrece el mundo moderno y que se utilizan ya en otros deportes con notable éxito, pese a lo cual el mundillo futbolístico se opone tercamente a aprovecharlo.
Estoy seguro de que si los estadounidenses se hicieran hegemónicos en el balompié, muchas incongruencias arbitrales se irían al garete. Lo malo es que podrían prosperar otras iniciativas que parecen del gusto norteamericano, ámbito en el cual no pocos potenciales seguidores siguen encontrando a nuestro deporte como aburrido, un enfrentamiento en el que “pasan pocas cosas”. Cuatro tiempos con el fin de inundar los intermedios de publicidad y –supongo- aparición de animadoras; porterías más grandes, supresión del “offside” (como han hecho en su adaptación del Rugby al Fútbol Americano)… Estos detalles son los que me hacen parecer no tan deseable el que los yankees pasaran a controlar lo que ellos llaman Soccer.
Mas, de cuando en cuando, la propia International Board o las organizaciones nacionales se encargan de implantar disparates similares, para desconcierto de aficionados, entrenadores y jugadores. Mientras sigue pendiente, por ejemplo, la corrección del saque de banda, que está establecido con la mano, siendo la única norma que perjudica al equipo que quiere construir juego y ayuda, por tanto, al que pretende destruir una jugada. Mientras sigue también pendiente el control del tiempo de juego y se deja a criterio arbitral el tiempo de prolongación, fuente de constantes desacuerdos y que se solucionaría fácilmente con un simple cronómetro, ahora que tantos jueces auxiliares rodean el campo del juego sin que se sepa muy bien para qué, a no ser controlar lo que se dice y hace en los banquillos. Mientras detalles como estos siguen sin corregirse, cada año los mandamases futbolísticos gustan de desnaturalizar la norma del fuera de juego, norma simplemente decisiva en la evolución del fútbol y que premia la creatividad e inteligencia de atacantes y defensores.
El último desafuero ha sido considerar que, en los lanzamientos de faltas, un jugador atacante puede colocarse por detrás del penúltimo defensor, en posición y actitud tal que “a juicio del colegiado, y considerando por ejemplo una distancia horizontal con el portero de en torno (sin comentarios) a un metro y medio, no perjudique al portero (último defensor)”. Y se quedaron tan anchos. Dale que te pego con la famosa “posición más influencia” y dejarlo a criterio arbitral. Deben de suponer esos jerifaltes que un árbitro de fútbol tiene superiores capacidades en cuanto a la perspicacia y lectura de las mentes del jugador. “Posición más influencia”, nos viene machacando ya desde hace unos años y por ahí siguen esos estudiosos perjudicando a la inteligencia del juego y del jugador, además de complicar la vida a los jueces del partido y a los aficionados. ¿Será porque creen a pie juntillas en esa estupidez de que la salsa de este deporte son los errores arbitrales?...
Decía Terry Venables, hace ya bastantes años: “¿Influencia? ¿Qué quieren decir con eso? Si un atacante no está influyendo en la jugada, ¿qué diablos está haciendo entonces? Si yo tuviera la certeza de que mis atacantes no están influyendo en todo momento en las jugadas, los cambiaría de inmediato, no lo duden…”.
Y mi tan traído a cuenta amigo Jesús Cuadrado: ¿Influencia? ¿Y entonces por qué consideran que un defensa tirado en el césped, lastimado, Sí influye en la jugada y habilita a un delantero avanzado? ¿Influye un defensa caído y no influye un atacante de pie…?
En el diario deportivo AS del miércoles 13, y a raíz de una encuesta sobre la opinión de los porteros españoles a cuenta de la última perla que permite a los atacantes situarse por detrás de los defensores en los saques libres, dice el incombustible y fiable Esteban, actualmente en el U.D. Almería: “Quien permite esta regla no ha estado en un campo en su vida…”.
Amigo Esteban, amigos lectores, yo quiero creer que en esos organismos rectores del fútbol sí hay gente que haya jugado a esto. Que entienda lo que dice Venables, lo que dice Cuadrado y lo que decimos tantos deportistas. Igual no todos esos santones han jugado, pero seguramente los hay que sí. Lo que pasa es que lo mismo que se dice que hay estudiantes que han pasado por la Universidad, pero la Universidad no ha pasado por ellos, muy probablemente hay gente que pasa por el Fútbol, pero el Fútbol no pasa por ellos.
El porqué personajes similares son promovidos a mandamases del deporte ya queda fuera de mis capacidades de imaginación. O quizá no….
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