El Real Madrid se volvió a poner su traje de Champions y ganó en la ida de los cuartos de final a uno de los peores Chelseas de los últimos años.
Los goles de Benzema y Marcos Asensio dejan encarrilada una eliminatoria que pudo acabar con un resultado mucho más abultado ya que el Chelsea acabó con diez jugadores.
Mucho Madrid para este Chelsea
Lo que es la vida, hace justo un año se vivía un Real Madrid-Chelsea en el Santiago Bernabéu. En aquella ocasión, el conjunto blanco recibía a los 'blues' tras haber conseguido una goleada histórica en Stamford Bridge en la ida de cuartos y se viviría una de esas milagrosas noches que dotaron de brillo a la conquista de la 'Decimocuarta'.
Pues bien, como decimos 365 días después, el feudo madridista ha vuelto a recibir un encuentro de Champions League entre el conjunto británico y los merengues. Esta vez, en la ida de octavos, el Madrid ha llegado a este duelo más favorito que nunca, pues en frente estaba uno de los peores Chelsea de la historia del equipo británico. No obstante, esto es la Champions, el Madrid tiene mucho que perder y los británicos tienen mucho que ganar. Para los blancos ganar esta Copa de Europa desempañaría la actuación en Laliga y por el contrario, para el Chelsea, que tiene más ganas que nunca de que acabe esta temporada, una buena actuación supondría una pequeña alegría.
Una vez puestos en antecedentes, el partido comenzó con un Real Madrid que repitió el mismo once que frente al Barça la semana pasada en Copa del Rey, con Camavinga de Lateral, Rodrygo en la derecha y Valverde de escudero de Kroos y Modric. Por parte del conjunto inglés, el hierro volvía al medio del campo con la vuelta de Ngolo Kanté y Joao Félix sería quien pondría la mordiente ofensiva. La diferencia del Madrid que se ha visto en la primera parte de este partido con la del otro día es la presión asfixiante. Los de Ancelotti han salido desde el primer minuto con las líneas de presión más altas que nunca sabedores de que este Chelsea no quería ver el balón ni en pintura. Y es que, aunque parezca que siempre se ve a un conjunto blanco cada vez más y más aplicado en la presión al rival, el de esta noche se ha llevado la palma.
La banda derecha ha sido un puñal. El Dani Carvajal más discutido de su carrera ha disfrutado ubicándose de interior cuando su equipo tenía el balón. Esta posición del lateral blanco ha sido un quebradero de cabeza para Ben Chilwell, ya que al internarse por dentro Valverde y Rodrygo tenían vía libre por el carril derecho.
El Chelsea por su parte, ante la falta de una idea clara de jugar ha optado por lo fácil: tratar de defender tapando los pases por dentro y buscar un error en la posesión madridista que le diera pie a pegar un pelotazo y que Joao Félix y Raheem Sterling se pelearan con Militao y Alaba. Una idea que no le ha ido mal ya que en varias ocasiones han podido 'meter mano' en la defensa merengue, aunque siempre se acababan chocando con el muro de Courtois.
Y tras un ataque 'blue' ha llegado el primer gol del partido. Un balón que muere en la orilla del área madridista es robado por Camavinga, este, cada vez más asentado en el lateral izquierdo, corre, divide y filtra un balón a Vinicius. El extremo cede al 'interior' Carvajal que se la devuelve en forma de centro lateral para que el brasileño meta la puntita de su bota, desactive a Kepa Arrizabalaga y se quede el balón muerto para que Karim Benzema ponga la guinda a la jugada. El Madrid encarrilaba la eliminatoria.
Tras el primer tanto, el partido continuó con la misma tónica, los de Carlo Ancelotti presionaban en campo rival, robaban y filtraban a la velocidad de la luz y creaban ocasiones de gol cada pocos minutos. El único pero ha sido su falta de 'tino' durante estos 45 minutos.
El Chelsea se ha podido ir con un saco de goles en la primera parte pero para fortuna suya solo un balón ha sido el que se ha introducido en su portería. Los británicos estan en horas bajas y se ha notado. Su participación en esta mitad ha sido meramente testimonial y de supervivencia.
Mucho Madrid para tan poco Chelsea
Seguramente que Frank Lampard cuando recibió a sus chicos en el descanso les felicitó por sobrevivir ante el aluvión madridista. Además, seguro que también les dijo que a partir del inicio de la segunda mitad no se volvieran locos, mantuvieran como pudieran a raya a los locales y buscaran un pequeño error que les diera la oportunidad de dar la campanada y empatar la eliminatoria.
Y así ha sido, sus chicos han sido obedientes, han plantado cara todo el tiempo que han podido al Madrid e incluso se han mostrado más agresivos que en la primera mitad. No obstante, a perro flaco todo son pulgas. Todavía no se había cumplido la hora de partido cuando los jugadores del Chelsea, en un breve momento de desconexión, dejan e mirar un balón que muerto en el centro del campo es pateado por Fede Valderde. Esta 'patada a seguir' da opción a que Rodrygo se marche solo a la portería de Kepa pero cuando estaba en el borde del área es derribado por Ben Chilwell. Tarjeta roja clara ya que era el último hombre.
Ya con diez, el chelsea renunció a cualquier opción de marcar gol y se limitó a defender los ataques del Real Madrid. Un conjunto merengue que seguía con el colmillo poco afilado en el momento que más lo tenía que estar. Los blancos atacaban y atacaban, pero no eran capaces de marcharse en el marcador, no obstante, esta segunda mitad era una crónica de una muerte anunciada.
Corría el minuto 74 cuando en un nuevo ataque merengue acaba llegando a un recien entrado Marco Asensio que en el primer balón que toca suelta uno de sus típicos latigazos para poner el 2-0.
El balear llegó, besó el santo y despertó a un Santiago Bernabéu que parecía dormido ante la falta de acierto de su equipo. No obstante, los ataques madridistas no consiguieron volver a perforar la portería de Kepa.
El conjuto que comanda Carlos Ancelotti deja encarrilada una eliminatoria aunque deja escapar vivo al Chelsea.
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