Tras su victoria copera ante el Espanyol (1-0), el Real Madrid mantiene su puerta a cero desde que comenzó el nuevo año. Iker Casillas prolongó su racha sin encajar un gol, 682 minutos ya, y establece un nuevo récord de imbatibilidad, superando los 658 de Paco Buyo en la temporada 1994-95. Sin embargo, a Florentino Pérez se le siguen colando los ultras en el Bernabéu...
"Le informamos que, debido al incumplimiento del contrato firmado por usted para la adjudicación de un abono en la Grada Joven de Animación, al haberse comprobado por el control de accesos del Estadio que usted salió del mismo, antes de la finalización del primer tiempo del Real Madrid-Granada celebrado el pasado día 25 e incumpliendo la labor de animación, se ha adoptado la medida cautelar de no permitir su acceso para el partido de Copa, que se celebrará en el día de hoy frente al Espanyol".
Este es el email que el Real Madrid envió este martes a los miembros de Ultras Sur, que habían acudido con entradas de la Grada Joven al partido contra el Granada. A pesar de este nuevo veto, ante el Espanyol algunos miembros de esta peña estuvieron en el centro de la grada sur del Bernabéu, el lugar que ahora ocupa la nueva grada.
Los colores blancos de las bufandas del nuevo grupo de animación, formado por las peñas Clásica y Primavera Blanca, contrastaban con los parduzcos de las cazadoras de los antiguos aficionados que ocupaban ese espacio y que, en teoría, debían haber sido expulsados. La guerra de los distintos grupos está pasando factura al ambiente del Bernabéu.
Los ultras aseguran que los nuevos no animan, que el estadio es un teatro y los cánticos se solapan en la grada. Antes de los encuentros se manifiestan en la puerta 28, por la que solían entrar al estadio. Este martes portaban una pancarta: "Si el club es de los socios, respeto para todos". En una noche fría, copera, sin mucho en juego, con poco más de 50.000 espectadores, lo más noticioso estuvo en la grada, que no termina de encontrar su rumbo una vez que fueron expulsados los violentos para ser sustituidos por los vocingueros de las redes sociales.
El Real Madrid tiene un problema. Su medida, valiente, no ha tenido una buena ejecución. Ultras Sur, que se estaban partiendo en varias facciones, han encontrado en los nuevos aficionados un enemigo común al que quieren desalojar de la zona. Los nuevos, activos en las redes sociales, no terminan de cuajar como grada de animación. El conflicto, que en principio se circunscribía a los asientos de detrás de la portería, se está trasladando al resto el estadio. Los aficionados pitan a unos y a otros cuando entonan sus cánticos, generando mucha confusión, pues se escuchan silbidos en la grada cuando nada ocurre en el terreno de juego.
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