Vero Boquete es una de las mejores jugadoras del mundo del fútbol. La española acumula premios y nominaciones, está siempre en las listas de las más grandes de su deporte. Le falta, eso sí, más éxito en lo colectivo. Boquete nunca ha ganado la Liga de Campeones, el pasado año se quedó con las ganas en la final, cuando militaba en el Tyresö sueco. Marcó, pero su equipo perdió 3-4 contra el Wolfsburgo.
En verano cambió de aires. Se fue a Alemania, que es donde hay más dinero para las féminas y, sobre todo, donde las estructuras deportivas están más desarrolladas. El objetivo era crecer como deportista, tener las mejores opciones para un deporte que cada día se desarrolla más. Se marchó al Frankfurt, que es el equipo con mayor tradición en el fútbol europeo. Todo un éxito, en su primera temporada Boquete ha dado un paso más en su juego y se ha convertido en una líder de un equipo que ahora jugará la final de la Liga de Campeones contra el PSG.
“Si me lo dicen hace años, o cuando lloraba por la derrota de la última final tampoco me lo hubiese creído. ¡El fútbol me da otra oportunidad! La ilusión por ganar me quita cualquier presión y miedo a perder”, comentaba esta semana Boquete a La Voz de Galicia. Su caso, como el de tantos otros deportistas, es un prodigio de evolución. Ser española, en el fútbol femenino, no era fácil, aquí no hay ni las ayudas ni el desarrollo de la disciplina que se necesita para llegar a lo más alto. Por eso se tuvo que ir y fue cumpliendo objetivos, primero individuales, luego colectivos. Metió a España en el Mundial de este verano por primera vez en su historia y ahora busca un nuevo reto, ser campeona continental.
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