De no estar para nada ni nadie a estar mejor que nunca. O eso le parece a Xabi Alonso, que fue su compañero en el Liverpool y lo es desde hace tiempo, incluso en categorías inferiores, en la selección. "Me ha sorprendido Fernando Torres; lo veo muy rápido y con mucha chispa", declaró en una entrevista con la Cope el tolosarra. "Lo veo mejor que en veces anteriores", apostilló. Lo dice tan sólo unos días después de que El Niño se subiera al furgón de la selección en marcha, o casi. No estaba en la mayoría de las quinielas para formar la lista final. Pero como siempre, puntual con la gran competición, el nueve de España asomó dando voces. Le tocará esquivar el reproche masivo de esa legión sonora que lo desprecia, posiblemente concentre el debate nacional desde que el árbitro silbe el comienzo de Brasil 2014, pero finalmente estará.
Pese a la competencia. Negredo tomó carrerilla, pero luego se frenó en seco. Fernando Llorente hizo el viaje inverso, de menos a más. Pero Del Bosque no esperó al último día para dejarlos fuera a ambos de la nómina previa de 30 que tuvo que recitar para la FIFA. Pero luego ni les permitió entrar en el hotel. A Soldado le había dejado fuera mucho antes. Diego Costa quedó pendiente de su estado físico y Villa de que el seleccionador resolviera el dilema del momento de forma o los galones. Así que Fernando Torres, tacita a tacita, jugando también muy poco en el Chelsea de Mourinho, sin mucho gol en el equipaje, volvió a colocar su nombre entre los elegidos. Si Del Bosque le esperó en Suráfrica, cuando su rodilla no estaba en condiciones, cómo no iba a aguardarle ahora.
El Niño es el tipo que lo empezó todo, el hombre que marcó el gol más importante de la historia de La Roja hasta que Iniesta le adelantó por la derecha en 2010. Luego fue el máximo goleador de la Eurocopa de 2012, el héroe de la final, su especialidad. Y ahora está mejor que nunca, según la mirada incisiva de Xabi Alonso. Y apunta a titular, o eso se desprende de los entrenamientos de Del Bosque en Brasil. El Niño, tantas veces acabado, tantas veces insultado, tantas veces sentenciado, vuelve al frente del ataque. Con otro peinado, como siempre, pero vuelve. A Brasil también.
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