El Manchester United estrenó la temporada conquistando este domingo el primer título el juego. El equipo de David Moyes, sustituto del legendario Sir Alex Ferguson, derrotó por 2-0 al Wigan en la final de la Community Shield, la Supercopa de Inglaterra, disputada en Wembley. Dos goles del holandés Van Persie certificaron el cómodo triunfo de los 'red devils' ante el ex equipo del técnico español Roberto Martínez.
Una lesión dejó a Wayne Rooney fuera de la convocatoria de Moyes, aunque el futuro del delantero inglés sigue estando más fuera que dentro del United. Por más que desde su club se insista en que Rooney no se irá, lo cierto es que él se quiere marchar y el Chelsea es su destino hoy por hoy más cercano.
El ariete incluso ya ha negociado con sus pretendientes. Quiere cobrar 300.000 libras a la semana, es decir, unos 15 millones de libras al año y casi 18 millones de euros, una cantidad que el Arsenal no está dispuesto a asumir, aunque sí el Chelsea. Mourinho ha dejado claro, incluso públicamente, que el fichaje de Rooney es prioritario para completar su plantilla y sabido es que Roman Abramovich dispone del dinero suficiente para satisfacer los deseos de su entrenador.
Sin embargo, y al igual que ocurre en los casos de Gareth Bale con el Real Madrid o de Luis Suárez con el Arsenal, la cuestión es que, como el Tottenham y el Liverpool, el Manchester United se resiste a traspasar a Rooney a un rival directo de la Premier, de ahí que en Old Trafford vean con mejores ojos la marcha del internacional inglés a otro de los equipos que podría pujar por él como es el caso del Paris Saint Germain.
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