Xavi anuncia que se va. Deja la selección, su principal obra. Lo retira el tiempo, la edad, ley de vida también en el deporte. Una simple decisión personal que se convierte en un momento histórico del fútbol español, en una fecha que siempre ya quedará marcada en rojo, precisamente en rojo. Porque con Xavi no sólo se jubila internacionalmente un futbolista, el mejor de todos los que han vestido esa camiseta, sino que se acaba un equipo, la Roja, que aunque inventada por Luis (al que sabiamente su hijo favorito ha sabido elogiar sin citarle con ese "no hay hoy en día mejor seleccionador" para referirse a Del Bosque) es culpa suya. España, la mejor de todas las Españas, la campeona del mundo y dos veces de Europa. el estilo de juego más delicioso, fue una consecuencia de Xavi, de su manera de organizar la pelota y asociarla con sus compañeros. Sin Xavi podrá ser peor, o incluso mejor, pero ya no lo mismo. Imposible. La Roja fue Xavi.
Y el adiós llega tarde, con un punto de retraso, quizás un Mundial de más. Ya no era el mejor cuando Brasil. Algo que el seleccionador no vio o no quiso ver. Y en el fondo esta ceremonia, la escenificación del adiós de la selección del mejor jugador español de todos los tiempos, concede la razón a Del Bosque. Porque Xavi tenía derecho a decidir personalmente cuándo se acababa su sacerdocio. Ha sido un futbolista tan grande que se merecía elegir, no ser apartado por otros. El final de un símbolo así no podía quedar reducido a una simple lista de convocados. Merecía de una declaración personal del protagonista (tal vez habría sido mejor situar el escenario en el ámbito de la Federación, darle honores de homenaje), de un acto formal, de una fecha concreta. El 5 de agosto de 2014 se acabó la Roja. Adiós Xavi. Y aunque suene a costumbre, a frase hecha, muchas gracias.
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