Albert Rivera y Malú vuelven a primera línea después de tres meses desaparecidos. El expolítico y la cantante tuvieron a su primera hija en común, llamada Lucía (como la madre), el pasado 6 de junio. Pocos días después vimos salir a los tres, muy felices, del hospital, y desde entonces la familia ha permanecido en segundo plano.
Una discreción y cierto anonimato que han roto ahora por cuestiones profesionales. Mientras que él saca nuevo libro y necesita promocionarlo, ella retoma su trabajo en la televisión.
Hoy nos centramos en Albert y su nuevo libro. En especial a un capítulo dedicado a la prensa rosa.
Lo que Albert Rivera no perdona a la prensa del corazón
Ya fuera de la política y de la actividad pública, Albert Rivera se ha confesado en su nuevo libro, Un ciudadano libre (Espasa), sobre su relación con Malú y cómo les afectó el terremoto mediático que surgió alrededor.
Albert habla de noticias inventadas, acoso y falta de privacidad. Unas situaciones delicadas que, para bien o para mal, se ven obligados a soportar algunos personajes públicos de nuestro país.
A continuación, desvelamos los extractos en los que se refiere a su vida privada:
"No es plato de buen gusto tener a cuatro o cinco paparazzi apostados alrededor de tu casa a la espera de que mi pareja o yo salgamos, o programas de televisión emitiendo en directo en la puerta de tu domicilio. La situación ha llegado a ser verdaderamente estresante, más aún si estás en una campaña electoral permanente, como sucedió en 2019".
Durante meses no hemos podido salir a dar un paseo, a comprar o a cenar sin que nos «robaran» una foto
"Durante meses no hemos podido salir a dar un paseo, a comprar o a cenar sin que nos «robaran» una foto, y hemos llegado a tener cinco coches de fotógrafos de la prensa rosa persiguiéndonos mientras nos dirigíamos a una mera revisión médica. Es incomprensible, especialmente si tenemos en cuenta que ni mi pareja ni yo hemos vendido jamás nuestra vida privada a ningún medio de comunicación".
"¿Por qué en este país un personaje público no tiene el mismo derecho a la intimidad que los demás ciudadanos? Siempre me he hecho cargo del precio que hay que pagar por ser una persona pública. (...) Pero ¿eso significa que no pueda ir a la playa con mi familia porque me pueden hacer fotos sin mi permiso? ¿Eso significa que no pueda ir a comprar porque de inmediato me rodeará una nube de paparazzi? ¿Eso significa que tenga que leer bulos y mentiras a diario sobre mi vida íntima y que no pueda reaccionar porque si digo algo es aún peor?",
"Sobre mi relación sentimental han corrido rumores de todo tipo"
"Sobre mi relación sentimental han corrido rumores y bulos de todo tipo. Me viene a la cabeza uno de los momentos más surrealistas de mi vida, cuando, mientras comíamos con nuestras familias en casa, mi pareja y yo empezamos a recibir mensajes en el móvil preguntándonos si estábamos bien y diciéndonos que lo sentían mucho. (...) Miramos en Internet y, efectivamente, varios medios estaban publicando nuestra ruptura. Nos miramos atónitos y decidimos comunicar la «noticia» a nuestras respectivas familias con un brindis: «Que sepáis que estamos aquí de celebración familiar, pero hemos roto», dijimos los dos a la vez, irónicamente".
"En un programa de televisión, una periodista se había inventado, literalmente, la noticia y un buen número de medios se lanzaron a publicarla sin contrastar. Y, claro, si ninguno de los dos desmentíamos, todo el mundo concluiría que era verdad… Así se construye y se difunde actualmente, en cuestión de minutos, una mentira. Es un verdadero laberinto sin salida".
Albert Rivera reclama su derecho a la intimidad
"Es preciso que en España se proteja el derecho a la intimidad de todos los ciudadanos, se llamen como se llamen. Las personas públicas deben asumir que su imagen es accesible a cualquier periodista siempre y cuando estén desempeñando su profesión. Entiendo que un político, si está en un Parlamento, en un mitin, en una reunión, en un plató o en un acto institucional, tiene que aceptar que su imagen es pública y que el derecho a la información prima sobre su derecho a la intimidad. Pero solo en esas circunstancias".
"Sin embargo, en las esferas estrictamente íntimas, las de su vida familiar o sentimental, debería tener el mismo derecho a la intimidad que los demás ciudadanos. Mi foto hablando desde la tribuna, la de un artista en un escenario o la de un deportista en la cancha es información, pero mi imagen cenando con mi pareja, yendo de compras, en el gimnasio o paseando con mis hijas en la playa, no lo es".
"El derecho a la información es un derecho fundamental, pero no es absoluto, como tampoco lo es el derecho a la intimidad ni ningún otro de nuestra Constitución. Es necesaria una regulación más moderna que garantice y equilibre el ejercicio de esos dos derechos, si no queremos vivir en un país donde cualquiera con una cámara de fotos o un móvil pueda violar nuestra intimidad sin coste alguno".
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