Aragón tiene mucho que ofrecer a los visitantes, empezando por tener algunas de las villas más bonitas de España. La naturaleza, la historia y la cultura que acogen estos pueblos son el vivo ejemplo de un pasado único en la Península y motivos más que suficientes para hacer una escapada express a cada uno de ellos.
La belleza de sus calles, la espectacularidad de su entorno y su historia, hacen que estos pueblos se conviertan en los destinos perfectos para huir del bullicio de la gran ciudad y disfrutar la llegada de la primavera.
Desconexión entre montañas
Aínsa tiene como telón de fondo natural las cumbres de las Tres Sorores y del Monte Perdido, pero también una construcción que embelesa a esta villa y que no deja de llamar la atención de los visitantes: el castillo de Aínsa. Una vez se cruza el puente, el pueblo recibe al visitante con aires medievales y con las razones de título que le ha otorgado como uno de los núcleos medievales mejor preservados de Aragón.
Entre sus calles no hay que dejar de visitar su hermosa plaza mayor, triangular y porticada, así como la plaza de Santo Domingo y la iglesia de Santa María, construida en el siglo XIII. En términos naturales, uno de los lugares que no hay que dejar de visitar es el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, uno de los enclaves más bellos que existen en la zona.
El pueblo más bello de Aragón
Considerado uno de los pueblos más bonitos de Aragón y nombrado Conjunto Histórico-Artístico desde 1961, Albarracín es la mezcla perfecta entre la historia y la cultura católica y la musulmana. Ubicado en una montaña a 1180 metros de altitud, con más de mil años de historia, esta villa comenzó a ser poblada por los celtas, y llegó a ser reino de taifas, de ahí que se encuentre fortificada por una muralla del siglo XI de la que todavía se mantienen en pie algunos de sus torreones.
Pasear y recorrerla es uno de los mejores planes para conocer esta villa de primera mano. Su plaza Mayor y su Catedral de El Salvador se convierten en visitas indispensables, además de subir a los torreones de la muralla y de acercarse a ver el Castillo de Albarracín, una fortaleza encaramada en lo alto de un peñasco que tiene que ver con el origen islámico del pueblo.
La capital cultural de Matarraña
El conjunto urbano de Calaceite, otro de los pueblos más bellos de Aragón, mantiene a día de hoy la esencia de lo que fue en su origen. Esta importante villa medieval, localizada junto al cerro de San Cristóbal y entre los ríos Algars y Matarraña, todavía conserva su trazado original. Considerada Bien de Interés Cultural desde 1974, Calaceite merece un paseo pausado a través de sus calles, las cuales inspiraron a artistas, escritores e investigadores que se desplazaron hasta aquí para crear en medio de esta joya de la Comarca del Matarraña.
Hay que dejarse embaucar por la belleza de sus casas solariegas, su plaza de España o del Sitjar -lugar de reunión de los calaceitanos-, la arquitectura señorial de la calle Maella y el portal Capilla del Pilar y Capilla de San Antonio, además de la Ermita de San Cristóbal.
La ciudad de las tres culturas
La magnificencia de su Catedral de estilo mudéjar es una de las mejores definiciones de lo que es Tarazona, pero esta villa tiene mucho más que ofrecer al visitante, comenzando por la historia de las tres culturas que ha acogido entre sus calles: la cristiana, la árabe y la judía. A medio camino entre Navarra, Castilla y León y Aragón, esta villa fue antaño un verdadero núcleo comercial. Su casco histórico conserva a día de hoy el trazado de la que fuera la antigua judería, pero hay mucho más que visitar: sus Casas Colgadas, unas mansiones construidas en saledizo que resisten al paso del tiempo y a la gravedad-, su plaza de España, su Palacio Episcopal y su bellísima Plaza de Toros Vieja.
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