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Beatriz Rico: su obsesión por tener un cuerpo perfecto vuelve a salir a relucir

Beatriz Rico está siendo una de las protagonistas de la semana tras haberse emitido unos programas de Pasapalabra, donde ella ha acudido como invitada junto a Javier Veiga, Alicia Rubio y

Beatriz Rico está siendo una de las protagonistas de la semana tras haberse emitido unos programas de Pasapalabra, donde ella ha acudido como invitada junto a Javier Veiga, Alicia Rubio y Jorge Luengo.

La actriz, de 50 años, se ha manifestado al respecto en sus redes sociales, donde ha sacado a relucir los comentarios que está recibiendo acerca de su físico. Rico ha denunciado que muchos usuarios "no se corten ni un pelo" a la hora de hacer valoraciones sobre su actual apariencia.

"No estoy viendo el programa porque me pone nerviosa verme y no me gusto. Pero leo a la gente por aquí... y no se cortan un pelo, eh. Critican, sentencian, te denostan por el físico de manera cruel, juzgan... ¡madre mía!", ha escrito la actriz de series exitosas como A las 11 en casa o Un paso adelante.

"Unos 'está muy mayor, los años no perdonan'. Otros 'está operadísima hasta el culo. "En fin, es el precio de estar expuesta y de que aquí la gente haga uso de la libertad de expresión (¡cómo tiene que ser!). Mañana, más y mejor", ha dicho, intentando que el tema no le afecte pero sin conseguirlo.

Su obsesión con el físico

Que se tome tan a pecho las críticas acerca de su físico no es llamativo, teniendo en cuenta que hace tres años confesó su obsesión por el cuerpo y la musculación. La actriz y cantante relató a través de un hilo de Twitter su experiencia personal con las pastillas de creatina, un ácido orgánico nitrogenado que se usa para hinchar los músculos, y “polvos solubles milagrosos” del gimnasio, sustancias a las que llegó a engancharse poniendo en riesgo su salud.

Beatriz llegó a consumir “cosas diferentes con tal de rendir/aumentar músculo” y a entrenar con más de tres veces de la cantidad recomendada de creatina en el cuerpo hasta que se dio cuenta del problema. A ello se le sumó otro problema: se notaba más hinchada y un aumento de peso repentino que le llevó a hacer “una dieta salvaje, cenar infusiones. Comprar píldoras que te sacian de fibra”. Algo que le hacía estar “débil y de muy mal humor”.

Desde entonces, se puso en manos de los médicos. Parece ser, a juzgar por sus declaraciones de esta semana, que no ha conseguido librarse de tal obsesión o que quizá eso siempre deja secuelas.

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