El bótox es el tratamiento estético número uno, y uno de los más demandados sobre todo después de los meses de verano, cuando, tras la exposición al sol, es más probable la aparición de arrugas. Sin embargo, lo que es menos conocido es el uso del bótox preventivo. Sabemos que la toxina botulínica tipo A, conocida popularmente por uno de sus nombres comerciales, bótox, se aplica en las arrugas de la frente, las arrugas periorbitarias (pata de gallo), sonrisa gingival surco nasogeniano (surcos que nacen en la comisura de la boca)... produciendo una parálisis muscular que tiene un impacto directo en la formación de arrugas y líneas de expresión. Pero ¿qué es y cuándo se debe comentar con el bótox preventivo?
"El bótox tiene la capacidad de relajar las fibras musculares, permitiendo así controlar la excesiva contracción de los músculos que producen las arrugas en la gesticulación. Se aplica sobre los músculos faciales cuya acción deseamos disminuir, así que es perfecto para prevenir y tratar las patas de gallo, las arrugas de la frente y del entrecejo", cuenta Dra. Pérez Sevilla, cirujana maxilofacial y experta en medicina estética facial.
¿Qué es el bótox preventivo?
Aunque la mayoría acude a un médico estético cuando los primeros signos de la edad han aparecido en el rostro, hay quienes llevan la delantera y antes de que eso ocurra ya se han puesto en manos de un experto. El bótox preventivo sirve, entonces, para difuminar las arrugas en la gesticulación justo antes de que aparezcan los primeros signos de la edad. Así se ralentiza el proceso de formación de arrugas en el rostro.
"La toxina botulínica, al relajar el músculo, favorece que haya mayor aporte de oxígeno y nutrientes a la piel para una mejor vascularización. Además, este aporte favorece su regeneración y de este modo, el bótox, se convierte en un gran preventivo de la progresión de la ruptura de la piel y de la formación de las arrugas", aclara la Dra. Pérez Sevilla.
¿Qué edad es ideal para aplicar el bótox preventivo?
Tal y como comentábamos, la mayoría de las personas acuden a una clínica estética para aplicarse el bótox cuando notan que están apareciendo las primeras arrugas, algo que suele ocurrir cuando se van aproximando a los 40 años. Eso sí, cada vez más personas lo hacen antes de que las arrugas sean visibles. Y ahí no existe una edad exacta, hay quien se aplica el bótox preventivo con 20 años y otros con 40: dependerá de la genética, la alimentación, el sexo...
¿En qué zonas se aplica el bótox preventivo?
Las zonas más demandas para inyectar bótox son la frente, el entrecejo y las patas de gallo, que son zonas que tienden a envejecer antes y a formarse arrugas de expresión por la propia gesticulación. Lo ideal es acudir a la consulta entre dos y tres veces al año, si es la frente y el entrecejo, dos veces al año cada seis meses y en la zona conocida como las patas de gallo, donde dura menos el efecto, tres veces al año.
¿Cuándo se notan los resultados?
El bótox es ideal como medida preventiva para retrasar el proceso de envejecimiento. De este modo, relajamos el músculo para que no se marque ninguna arruga al gesticular previniendo que se formen o acentúen.
"Los resultados son muy rápidos. De hecho, se aprecian desde la primera semana, pero pasados 10-15 días es cuando se ven mejor. La piel lucirá mucho más lisa, relajada y libre de arrugas, sobre todo en movimiento. Dura, aproximadamente, entre 6 y 8 meses", apostilla la cirujana.
¿Cuánto dura el bótox?
La toxina botulínica tiene una duración aproximada de entre 4 y 6 meses. "No obstante, a medida que vayamos realizando el tratamiento estos tiempos normalmente se alargan pudiendo llegar a tener el efecto hasta el doble de tiempo", dice la Dra. Paloma González, Especialista en Cirugía Oral, Implantología y Periodoncia y Especialista en Medicina Estética Oral y Facial.
¿Qué precio tiene?
Aunque depende del centro en el que te realices el tratamiento, el precio por cada sesión suele rondar los 250 €.
¿Por qué los tratamientos son personalizados?
Para lograr los mejores resultados estéticos con la toxina botulínica, el profesional debe tener un conocimiento total de la estética facial, así como su musculatura completa y el tratamiento debe ser personalizado. Y la primera diferenciación es el sexo y la edad.
"Cuando hablamos de estética facial asumimos que hay ciertas características comunes en lo que llamamos 'el rostro ideal'. No obstante, la armonía y las correctas proporciones de la cara se dan a través de la configuración individualizada de distintas formas y tamaños faciales. El médico estético debe conocer y apreciar todas las variantes para poder comprender y prever los cambios que afectan al rostro con el paso del tiempo. Es importante entender anatómicamente en qué zonas queremos mantener la actividad muscular cinética, hipocinética o hipotónica, porque de ello depende que el resultado final sea natural o se perciba antinatural y, por lo tanto, antiestético", añade la Dra. Paloma González.
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