La crisis agudiza los sentidos, dicen. Sea por ésta o por no poner todos los huevos en la misma cesta, recordemos esa maravillosa máxima de la inversión, los dueños del hotel Zielo Las Beatas, localizado en la finca del mismo nombre en pleno campo de Ciudad Real, hace un año aproximadamente que quisieron captar a otro público.
El establecimiento acogía sobre todo a clientes que buscaban disfrutar del campo y a los amantes de la caza menor. Pero había un recurso en la zona que, estando bien presente, no habían explotado todavía: los cielos.
Los cielos allí están despejados casi un 90% del año, lo cual es un atractivo maravilloso para los forofos de la astronomía. Pero, ¿cómo aprovechar eso y distinguirse a la vez de lo que ya existe en el mercado?
Lo vieron claro: montaron unas hermosas burbujas, cinco en total, en las que las parejas pueden alojarse para disfrutar de los placeres carnales y también, de los visuales. Halley, Kepler, Galileo, Copérnico y Newton son los nombres de estas acogedoras burbujas que permiten una visión e 360 grados. Están todas localizadas en una parte de la enorme finca (que tiene 70.000 metros cuadrados) que también dispone de piscina en verano y de un romántico spa para todo el año.
Las burbujas están pensadas para parejas (no se admiten niños)
Porque ese es, claramente, el otro target al que se ha dirigido este establecimiento: el de las parejas que buscan pasar una noche diferente (no se admiten niños). De hecho, organizan también cenas dentro de otro de los recursos de la zona y que a menudo, está en desuso: las tinajas de vino. Ellos las han adecentado y decorado, cada una de forma diferente, para que a la experiencia de dormir bajo un aplastante cielo le añadas una simpática cena dentro de una tinaja.
Cada una de las burbujas se encuentra dentro de una parcela privada, lo cual permite la ansiada distancia social que este pandémico 2020 nos ha obligado a buscar por culpa del coronavirus. Las parcelas son todas más o menos de similares dimensiones, al igual que las burbujas, si bien una de ellas, en lugar de baño integrado, lo tiene fuera.
Entrar en cada una de ellas es como sentirse astronauta por unas horas: son de fabricación francesa, tienen unos 25 metros cuadrados de superficie y cuentan con calefacción y todo tipo de comodidades como una cama Kinz size, ducha con vistas al cielo (¿acaso esto no es un lujo?) amenities… El desayuno se puede disfrutar o en el hotel rural o te lo llevan directamente a la burbuja. Fuera, en el jardín, hay mobiliario de exterior y por supuesto, un telescopio, que aquí hemos venido a disfrutar de las estrellas.
Eso sí, no esperen televisor en la burbuja, porque ¿para qué una pantalla si todo lo bonito está ahí arriba?
Y si ya quiere que la experiencia sea redonda, no puede faltar la gastronomía. Aparte de la cena diferente en la tinaja, si busca una oferta culinaria sin parangón y a precios de risa, en el cercano pueblo de Villanueva de la Fuente, Casa Miguel. No defrauda.
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