Seguir los pasos de la colección epistolar de Gustavo Adolfo Bécquer en “Cartas desde mi celda”, es recorrer el viaje que esa primera carta hizo desde Madrid hasta el Monasterio de Veruela, pasando por las ciudades de Tudela y Tarazona. Pero, ¿qué tiene esta última que encandiló al poeta y narrador sevillano? Estos son algunos de los motivos por los que seguir sus pasos en la ciudad de Tarazona y lanzarse al turismo de interior.
El centro neurálgico
Ya en sus “Cartas desde mi celda” el poeta comentaba la grandiosidad de la fachada del Ayuntamiento recreándose en los detalles escultóricos de su friso, de gran belleza y originalidad. Y no es de extrañar que le fascinara, pues el edificio del Ayuntamiento fue construido en el siglo XVI junto a la muralla y su momento cumplía la función de Lonja, desde cuyo mirador se vislumbraban espectáculos taurinos y las celebraciones religiosas que se llevaban acabo en el mercado.
El barrio judío
La ciudad de Tarazona tiene la peculiaridad de que cuenta con una judería edificada sobre el adarve de la muralla medieval, en las que antiguamente vivieron familias de la nobleza turiasonense. Recorriendo sus calles, en donde en el siglo XIII, llegaron a vivir alrededor de 235 personas perfectamente organizadas con sus propios consejos y normas, se puede encontrar que su edificación más antigua data del siglo XV, además de que su entramado se mantiene intacto.
Una plaza de toros octogonal
La plaza de toros más antigua que se conserva en España está en Tarazona y se llama la Plaza de Toros Vieja, pero no solo por eso es conocida, sino porque su forma es octogonal y en su coso taurino se ubican diversas viviendas en cuatro alturas que todavía a día de hoy están habitadas. Su construcción data del año 1792, gracias a la iniciativa de ocho vecinos que solicitaron al Ayuntamiento parte del prado originario para construir casas en él, y estuvo en uso hasta 1870. Se trata de uno de los monumentos más significativos y curiosos de la ciudad.
La joya de Aragón
La Catedral Santa María de la Huerta es posiblemente una de las construcciones del gótico francés y del mudéjar más interesantes de la península. es una construcción del siglo XIII, similar a las catedrales de Toledo y Burgos, y tiene la particularidad de que en su interior se encuentran murales y pinturas del siglo XVI que le han dado fama en toda Europa, como las grisallas, unas pinturas en tonos grises imitando esculturas en relieve en las que predomina la desnudez, consideradas algo insólito en una catedral europea y que introduce novedades solo vistas en la Capilla Sixtina de Roma.
Raíces árabes
En 1119 Barrio de Tórtoles se convirtió en una zona de población exclusivamente musulmana, que se vio obligada a abandonar la ciudad. Por ese motivo, en ese periodo se levanta la Mezquita de Tórtoles como espacio de culto musulmán, siendo uno de los pocos ejemplos conservados de mezquitas musulmanas construidas en época cristiana. Una mezquita modesta de población rural, pero con todos los elementos característicos de la estética islámica donde se han encontrado diferentes restos en los trabajos de recuperación y rehabilitación como un alfarje con más de 200 tábicas pintadas, muchas de ellas epigráficas alusivas al Corán, así como un poema amoroso.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación