Este sábado se celebró en Madrid una reunión de royals y de personalidades con mucho poder en la finca Soto Mozanaque, ubicada en el municipio de Algete. Una propiedad del duque de Albuquerque, Ioannes Osorio, exmarido de Blanca Suelves, que alquila para eventos y está situada a 30 kilómetros de la capital. Este encuentro, que estuvo a la altura de una cumbre internacional, se produjo con motivo del cumpleaños de un Baumbach, heredero de una de las familias más poderosas y la más rica de Alemania, propietaria de Boehringer Ingelheim, una de las 20 farmacéuticas más importantes del mundo, según ‘Informalia´.
El rey Federico y Mary de Dinamarca y los reyes Guillermo y Máxima de Holanda, además de unos invitados muy selectos, se reunieron en esta finca donde todos los asistentes tenían como denominador común: poder, linaje y fortuna.
Esta visita de los reyes de Dinamarca a Madrid se produce un año después de que salieran a la luz las fotos de Federico de Dinamarca y Genoveva Casanova paseando juntos por la capital. Unas polémicas imágenes que precipitaron la abdicación de la reina Margarita a favor de su hijo.
Todos los detalles de la fiesta blindada del magante alemán en Madrid
Dado que se encontraban los invitados más selectos del mundo, Baumbach contrató fuertes medidas de seguridad y dio una serie de estrictas indicaciones para preservar la intimidad de los asistentes y también su identidad. Entre las medidas que se tomaron ha trascendido que los teléfonos móviles fueran "precintados" para así "garantizar que ninguna imagen del evento trascendiera a las redes sociales o a la prensa".
Había un blandaje extremo en torno a la fiesta. Además de la vigilancia habitual de la finca, se encontraban los propios guardaespaldas y servicios de vigilancia que acompañaban a los reyes de Dinamarca y de Holanda, también estaba el propio equipo de seguridad de Baumbach, formado por expertos en protección personal como si de una cumbre diplomática se tratara.
En todo momento se mantuvo un gran hermetismo, incluso los invitados recibieron las invitaciones a través de un sistema de confidencialidad absoluto. En ella también se incluían algunas cláusulas en las que se prohibía revelar detalles de la fiesta o de los invitados que iban a acudir.
Además del rey Federico y Mary de Dinamarca y de Guillermo y Máxima de Holanda se especula con que, al cumpleaños de Ferdinand, también podrían haber asistido otros miembros de familias reales, magantes de la industria y figuras destacadas del mundo del arte y la política, muchos de ellos con renombre mundial ya que había servicios secretos de otros países. Por el momento, no se han conocido más detalles ni los nombres de más invitados porque todo está envuelto de un extremo secretismo.
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