Con más de 1200 manantiales termales, Hungría es uno de los países más reconocidos por sus baños termales y su turismo de bienestar. Y es que, de todos ellos, 350 son desde hace años reconocidos como fuentes terapéuticas oficiales sirviendo como el motivo perfecto para atraer viajeros que busquen disfrutar de una experiencia de bienestar y relajación enfocada a cuidar su salud. Además, los hay de todo tipo, desde los baños palaciegos de su capital, Budapest, hasta los tranquilos lagos termales que ofrecen una vivencia cultural única donde se fusiona la parte del wellness con la parte cultural y tradicional que tienen desde siempre estos baños termales en Hungría.
Los más conocidos de Hungría
En la capital, Budapest, se encuentra el complejo de baños termales más conocido del país, el Baño Termal Széchenyi. Conocido especialmente por su edificio neobarroco y neorrenacentista, es uno de los complejos de baños monumentales más grandes y bellos de Europa. En su interior se encuentran un total de 21 piscinas, de las cuales tres se encuentran al aire libre. Sus aguas medicinales son famosas por sus efectos terapéuticos, por lo que hasta allí acuden muchas personas que buscan tratarse artritis, problemas ortopédicos o necesitan de rehabilitaciones postraumáticas.
Un edificio de época
En la misma capital se encuentran otros baños termales que merece la pena visitar, son los Baños Termales Gellért, ubicados en un edificio de estilo Art Nouveau de principios del siglo XX nombrado monumento nacional. Su interior destaca la decoración de porcelana Zsolnay y por haber recibido a personalidades de renombre mundial, desde la Reina Juliana de los Países Bajos hasta el ex presidente de Estados Unidos Richard Nixon, o figuras como el compositor Andrew Lloyd Webber, el violinista Yehudi Menuhin, así como Uma Thurman y Ryan Gosling.
Experiencia nocturna
Con unas espectaculares vistas al río Danubio y a los puentes Isabel y de la Libertad y conocidos especialmente por su piscina octogonal, los Baños Termales de Rudas tienen su origen durante la ocupación turca en el siglo XVI. El paso del tiempo es uno de los hechos más llamativos de estos baños pues a lo largo de su estancia el cliente puede ir viendo la evolución, transformación y modernización de su interior a través de las diferentes construcciones como su piscina de nado y su sauna erigidas en 1896. Además, tiene la peculiaridad de que son los baños termales perfectos para vivir una experiencia nocturna ya que, los viernes y sábados, sus puertas abren hasta las tres de la mañana.
Un lago termal
Más allá de la capital de Hungría existen baños termales históricos que merecen la pena una escapada. Uno de ellos es el Lago Hévíz, conocido como el lago termal natural más grande del mundo por tener una profundidad de 38 metros. Sus aguas termales y frías son apreciadas en todo el mundo por sus bondades estéticas y por la capacidad que tienen, junto con sus barros medicinales, de estimular la circulación, acelerar el metabolismo y brindar una suavidad única a la piel.
Sin parangón
Considerados los segundos baños termales más grandes de Hungría, los Baños Termals de Bükfürdő cuentan con 5000 metros cuadrados entre los que se dividen 34 piscinas destinadas a los tratamientos medicinales, a la natación y a la diversión, además de contar con modernas saunas, un centro de bienestar y cabinas donde disfrutar de tratamientos terapéuticos.
Como experiencia para completar una visita a los baños termales de Hungría, vale la pena acercarse a tomar algo a sus ruin bars (bares en ruina), especialmente conocidos en la ciudad, descubrir el interior del Parlamento o disfrutar de un rico gulash, la comida típica del país.
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