La fiesta de graduación de Irene Urdangarin provocó el reencuentro en Ginebra (Suiza) de Iñaki Urdangarin con el rey Juan Carlos, su todavía mujer, la infanta Cristina –ya que aún no han firmado el divorcio-; la reina Sofía y el resto de la familia del rey Felipe VI. El monarca y su esposa, la reina Letizia, fueron los grandes ausentes ya que desde que Urdangarin fue imputado y condenado a prisión por el caso Nóos decidieron apartarse de los entonces duques de Palma para que la monarquía no se viera aún más perjudicada.
La familia Borbón y Urdangarin se alojaron en el mismo hotel Four Seasons de Suiza y fue aquí donde después de cinco años, Iñaki Urdangarin y el rey Juan Carlos hablaron en persona. La conversación fue corta y tensa, como os contamos en ‘Vozpópuli’, y puso de manifiesto, una vez más, que la relación entre el ex duque de Palma y la familia del Rey está rota. La relación se vio tocada tras el caso Nòos pero aún más tras destaparse públicamente la infidelidad de Iñaki Urdangarin a la infanta Cristina con Ainhoa Armentia que provocó la separación.
La ausencia de los hermanos de Iñaki Urdangarin también fue la prueba de que estos no quieren saber nada del rey emérito. No asistieron por el resquemor que sienten hacia el Juan Carlos, al que culpan del ingreso en la cárcel de Iñaki e incluso de la separación. “El calvario de la prisión que sufrió el todavía marido de la Infanta es algo que sus hermanos no olvidarán nunca”, apuntaron fuentes próximas de la familia Urdangarin a ‘Vanitatis’. No hay más que recordar la frase que aseguran que dijo en su día la hermana mayor, Ana Urdangarin, a unas amigas: “Si mi padre viviera, ardería Zarzuela”.
Iñaki Urdangarin tachó al rey Juan Carlos de "conducta poco ejemplar" y de que le usó "de cabeza de turco"
Este mismo sentimiento de resquemor es el que sentía Iñaki Urdangarin hacia su ex suegro, “a quien también le atribuye una conducta poco ejemplar y le acusa de haberle dejado desprotegido y haberle convertido en un 'cabeza de turco'”, según señaló una fuente de su entorno más cercano a ‘Semana’.
Por todos los “marrones” que se ha tenido que comer es por lo que Iñaki Urdangarin está exigiendo varias condiciones para poder firmar el acuerdo de divorcio. Estaría pidiendo una pensión de 25.000 euros, una indemnización de dos millones de euros, varias propiedades a su nombre, que le paguen todos los viajes relacionados con sus hijos y mantener los escoltas hasta que cumpla la condena en 2024, lo que supone un gasto al Estado de 8.000 euros al mes, , tal y como se ha publicado y os contamos en 'Vozpópuli'.
Además, Urdangarin quiere que todas las cantidades económicas consten en un documento oficial privado que se firme ante notario “para cubrirse las espaldas ante posibles investigaciones de la Hacienda Pública”, según aseguraron fuentes cercanas a Iñaki Urdangarin en el ‘Elcierredigital’.
Iñaki Urdangarin recibió la ayuda del rey Felipe VI cuando estaba en la cárcel
Iñaki Urdangarin vivió los peores años de su vida en cárcel y culpó de todos sus males al rey Juan Carlos I ya que considera que fue la víctima y quien pagó el pato. Sin embargo, quien le ayudó en este momento tan crucial fue el rey Felipe VI.
El rey Felipe le tendió la mano y fue quien tuvo la idea de que Iñaki Urdangarin ingresara en la cárcel de Brieva, donde solo había mujeres y él permaneció aislado en un módulo aparte. “Se lo dieron hecho, fue decisión del Rey para garantizar su seguridad”, señaló una fuente cercana al ex jugador de balonmano a ‘Semana’.
Después, cuando recibió el tercer grado y pasó a depender del Centro de Inserción Social Melchor Rodríguez García de Alcalá de Henares, pasó a convivir con 400 presos más, algo que le “aterraba”, según señaló la citada fuente.
Esta persona explicó que Iñaki Urdangarin tuvo entonces “sentimientos encontrados porque por un lado está contento pero por otro, teme la convivencia con otros reclusos. En Brieva no tenía problema porque estaba aislado, pero ahora convivir con 400 personas le genera tensión”.
La mencionada fuente indicó cuáles eran las preocupaciones de Urdangarin entonces: "Iñaki es una persona cordial e incluso excesivamente educada que está preocupado porque alguien pueda dirigirle un mal gesto o comentario ofensivo. No tiene habilidades para gestionar este tipo de situaciones y se ve sobrepasado. Ahora tiene que compartir patio, comedor y otras instalaciones, y eso le aterra".
Durante su estancia en la cárcel, Iñaki Urdangarin se refugió en el deporte y en la religión, fueron sus salvavidas junto a “las llamadas a los suyos”. “Hablar con mis hijos me ha ayudado a superar la soledad”, confesó entonces a esta persona próxima a él.
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