Inés Ballester se suma a la lista de las separaciones de famosos que hemos conocido los últimos días, entre las que están la sonada ruptura de Tamara Falcó e Íñigo Onieva y la de Risto Mejide y Laura Escanes. La presentadora valenciana de 64 años ha desvelado que lleva separada de su marido, Juan Luis Ruiz de Gauna Peláez, desde hace poco más de un año, algo que decidió llevar en secreto hasta ahora.
La separación de la periodista y el economista y directivo de televisión, Ruiz de Gauna, se produjo después de llevar 20 años juntos. La pareja se casó en segundas nupcias en el año 2013. Anteriormente, Inés estuvo casada con Rafael Corberó, de 1998 a 2001, con el que tuvo un hijo, Rafael Corberó Ballester.
El exmarido de Inés Ballester es muy conocido en el mundo de la televisión y los medios de comunicación. Es uno de los hombres fuertes de Jaume Roures. Juan Ruiz de Gauna trabaja como director general del Grupo Mediapro desde el año 2015 cuando el grupo audiovisual absorbió a Globomedia. Anteriormente fue también fue director general de La Sexta y director de Telemadrid en 1995, después de que el entonces presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón propusiera su nombre en el Consejo de Administración de Telemadrid.
Inés Ballester ha llevado en secreto la separación de su marido, Juan Ruiz de Gauna
La separación de Inés Ballester y Juan Ruiz de Gauna ha sido toda una sorpresa pero no para su círculo más íntimo que sí era conocedor de la ruptura matrimonial. "Qué buenas amigas tengo. Ellas lo sabían, pero todas me han mantenido el secreto", ha señalado en la revista '¡Hola!'.
La presentadora, nacida en Burriana, siempre ha sido una mujer muy discreta, poco dada a acaparar titulares o salir en la prensa del corazón, es por ello que decidió mantener su ruptura en secreto. Inés trató de evitar la incomodidad de ser noticia o que los medios la busquen para que haga declaraciones al respecto y ha esperado un año para anunciar la separación.
La pareja también decidió llevarlo en secreto, buscando la tranquilidad de su familia y no preocupar a los suyos, sobre todo a la madre de Inés que tiene una avanzada edad, según ha contado en la revista.
El motivo de la separación
Inés Ballester también ha desvelado el motivo de su separación. "No ha pasado nada raro entre nosotros. La nuestra ha sido una separación más como tantas otras que suceden a diario. Me sigo viendo con Juan Luis, tenemos veinte años de matrimonio, mucho cariño y muchos recuerdos", ha señalado dejando claro que entre ellos existe una relación muy buena y cordial.
Tras tomar esta difícil decisión, el mayor apoyo de la presentadora ha sido su único hijo, Rafael Corberó. "Ahora paso más tiempo en Valencia con él", desvela.
La presentadora de Telemadrid se ha comprado un ático en la Milla de Oro
Tras divorciarse, Inés ha dejado el domicilio familiar, que era propiedad de su marido, y está viviendo en Madrid, donde desarrollará su nuevo proyecto para Telemadrid.
Inés Ballester se compró hace unos meses un espectacular ático situado en una de las zonas más exclusivas de Madrid, la Milla de Oro, donde viven muchos otros rostros famosos y empresarios.
La periodista ha emprendido una nueva etapa y se encuentra muy positiva y volcada en su trabajo. "Ya ha pasado un tiempo... Ahora estoy centrada en mi trabajo y en mis proyectos", ha señalado en el semanario.
Pasó un cáncer y estuvo 21 días ingresada por covid
Inés ha demostrado ser una mujer muy fuerte. y luchadora. Pasó un cáncer de mama pero sin lugar a dudar, con lo que más sufrió fue cuando se contagió de coronavirus en 2020. Ballester estuvo ingresada 21 días en un hospital y estuvo tan enferma que pensó que se moría.
"Para mí el virus ha sido peor que el cáncer", confesó en una entrevista en 'El País'. "Con el cáncer sabes que te puedes morir, pero no sentí dolor ni soledad” mientras que "lo peor de este virus es la soledad".
Inés pensó que había llegado la hora de su muerte. "Recuerdo que pensé cómo sería mi funeral, quién iría, qué dirían, te lo juro", señaló. "Son momentos muy duros en todos los sentidos. De dolor físico, de soledad, de depresión, de miedo. Un día, me querían poner una máscara que parecía una escafandra y que durmiera boca abajo. Cómo estaría que dije: ‘Mira, me muero, me da igual’", confesó hace dos años.
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