José Luis Coll y Luis Sánchez Polack formaban el conocido dúo 'Tip y Coll' que arrasó en la televisión en los años 70 y 80 en España con su humor surrealista, absurdo e inteligente.
La pareja de cómicos dio el salto a la fama tras debutar en Televisión Española. Su humor marcó un antes y un después, incluso a día de hoy, aún hay muchos que siguen acordándose de su famoso sketch sobre cómo llenar un vaso de agua, que fue tan comentado en aquel entonces.
Polack falleció el 8 de febrero de 1999, mientras que Coll murió el 6 de marzo de 2007, a los 75 años de edad en el hospital madrileño de La Paz.
José Luis, 'el humorista del bombín', sufría una grave dolencia cardiaca desde hacía tiempo y un mes antes de su muerte, estuvo ingresado un mes en la UVI. A pesar de que logró salir tras tener una mejoría, recayó un día antes y ya no logró recuperarse.
Quince años después de la pérdida del conquense, conocemos el lado más oscuro y desconocido de José Luis Coll, de boca de Mario, uno de los cinco hijos que tuvo con su mujer Clotilde Rodríguez, llamada cariñosamente Tilde.
El hijo de José Luis Coll le tacha de mal padre
Mario Coll, el hijo mayor del humorista, que es filólogo, psicoanalista, profesor de Lengua española y Literatura y escritor de varios libros; ha desvelado ahora las luces y sobras de su padre.
El hijo de Coll ha tachado al humorista de mal padre con frases tan devastadoras como estas: "Como padre era un pobre loco que se destruyó a sí mismo. La fama le devoró” o "Como padre no existió. Fue uno de los mayores desastres y en el día a día iba completamente a lo suyo. Yo sé que hizo feliz a mucha gente con su trabajo, pero yo se lo regalo a la gente", ha señalado en 'Vanitatis'.
Respecto a qué tipo de desastres se refiere, Mario ha explicado: "Pues, por ejemplo, podía discutir hasta el paroxismo y la violencia asegurando que existían los gnomos. Y no es sarcasmo".
Como padre no existió. Fue uno de los mayores desastres. Yo se lo regalo a la gente. Además era un erotómano
Según su relato, el humorista era una persona egoísta, despreocupado por su familia. "Recuerdo cómo despertaba a mis hermanos mientras dormían para gritarles cuáles habían sido las audiencias de sus programas. Además era un erotómano. Nadie le podía presentar a una novia porque se la podía quitar".
Respecto a si conserva algún buen recuerdo de su padre, ha dicho: "Recuerdo algunos veranos de vacaciones en los que éramos felices, o cómo nos compraba cromos. Pero insisto, en el día a día no estaba. De hecho, cuando nacieron sus hijos él siempre estaba jugando al póker".
Coll tenía problemas con el juego y el alcohol
Coll estaba más interesado en el juego y en las mujeres que en su mujer o sus hijos. "Era ludópata y dejó a mi madre con apenas 600 euros. Era un auténtico desequilibrado, pero quizá esa patología también fue la que le llevó a ser el humorista que fue", ha afirmado.
"Se lo pulió todo en el casino de Torrelodones. De hecho, no nos dejó absolutamente nada. A mí me da igual, pero hombre, no dejarle nada a la mujer que lo aguantó tantos años…", ha señalado.
Cuando yo me iba al colegio, él estaba 'mamao'
Además, Mario ha recalcado que esta situación se debía también a sus problemas con el alcohol. "Te puedo decir que todos los días que yo me iba al colegio, él estaba ‘mamao’. Yo he llegado a sacarle de un coche completamente dormido porque había bebido", ha indicado.
Por todo ello es que considera que su madre, Clotilde Rodríguez, fue una "superviviente de una situación insostenible".
Fue un hombre infiel
Al preguntarle por qué cree que nunca salió nada de esto ni del verdadero carácter de Coll, Mario tiene una explicación: "Siempre amamos a quienes nos hacen reír. Y tampoco sabemos cómo es la gente de puertas para adentro. Tú puedes arreglar muy bien motos y ser un hijo de puta en tu casa. En el caso de mi padre, es porque la prensa lo respetaba y el público siempre piensa que un tío que te hace reír no puede ser malo".
Tenía una amante oficial pero le respetaban
El hijo de Coll ha contado que llegó a comprobar con sus propios ojos que su padre le era infiel a su madre. "Yo iba a Bocaccio y él estaba allí con una amante oficial. En aquella época, si eras famoso, tener una amante, alguien aparte de la mujer que tenías en casa, era como una señal de poder. Pues los paparazzi los veían igual que yo y jamás lo fotografiaban. Era una señal de cómo lo respetaban".
Aunque Mario le contó a su madre lo que había visto, esta no hizo nada. "Era la típica mujer de la época, de aguantar y aguantar. Yo le comentaba que había visto a mi padre con otra y lo que ella hacía era culpar al mensajero".
Pasó de comer bocadillos de choped en Cuenca a que lo llamase el mismísimo rey de España
A pesar de este truculento relato, Mario fue una de las personas que más insistió en que el Ayuntamiento de Cuenca, ciudad natal de Coll, cumpliese la promesa de ponerle a una calle, el nombre de su padre en 2017.
Como psicoanalista que es, Mario cree que las actitudes de su padre son consecuencia de un pasado algo traumático. Coll fue huérfano de padre y vio cómo su madre, autora de ideas republicanas, emigró a Argentina, dejándolo al cuidado de otras personas y con muy poco que llevarse a la boca.
"Venía de una posguerra muy dura, con una madre que no pudo estar con él. Se crio con las tías y no tenían absolutamente nada. Pasó de comer bocadillos de choped en Cuenca a que lo llamase el mismísimo rey de España. Ese salto no debió ser fácil de digerir", señala.
Sobre su amistad con Felipe González y la fama
Recuerda cuando le preguntó por su comentada amistad con Felipe González. "Una vez le dije: ‘Papá, ¿tú por qué eres amigo de Felipe? ¿Por su persona o porque es presidente? Él no dudó en contestarme: ‘Porque es presidente'".
Tras este duro relato, Mario Coll ha querido aclarar que sus palabras no son "producto del típico rencor de adolescente", sino que es lo que vivió en primera persona. "En los últimos años se volvió loco, y además mis hermanos y yo tuvimos que soportar ciertas derivaciones de su fama. Recuerdo al típico fotógrafo del ‘Diez Minutos’ que nos perseguía donde quiera que fuésemos. Pero nada de eso se lo podía imaginar la gente. Tú eras un niño que iba creciendo, veías que tu papá era famoso y que la gente había creado muchos espejismos. Eso es difícil de desmontar", ha señalado.
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