Kiko Rivera era el único hijo del fallecido Paquirri que faltaba por casarse y lo ha hecho con Irene Rosales, con quien tiene ya una hija en común, Ana. Tras dos años de novios, la pareja ha contraído matrimonio en la Hacienda Los Parrales de Sanlúcar la Mayor, en Sevilla, ante más de 325 invitados, entre los que se encontraban sus hermanos pero se celebró una hora más tarde de lo previsto, a las siete de la tarde, porque el hijo de Kiko Rivera, de su relación con Jessica Bueno, llegaba con retraso.
La instantánea de Francisco, que sufrió un percance 48 horas antes de la boda, y Cayetano Rivera era una de las más buscadas ya que suponía el encuentro de los tres hermanos Rivera y una prueba de cómo estaban en estos momentos su relación familiar que ha pasado por muchos momentos de crisis y tensiones que llegó a provocar que se dejaran de hablar en diferentes épocas. El propio Fran ha declarado: "Venimos a estar con mi hermano y eso está por encima de todo".
Encuentros esperados y muy morbosos
La presencia de la tonadillera, madrina de la boda, era fundamental también en esta boda y su encuentro con los hermanos Rivera, con los que también ha tenido una relación de lo más tensa y distante. Una situación que se convirtió en una de las morbosas. Recordemos que la propia cantante llegó a declarar hace ya varios años públicamente: "Estoy cansada de la familia Rivera, que lo sepa Andalucía, que lo sepa España entera".
Los hermanos Fran y Cayetano dieron una lección de buenos modales frente al resto de familia e invitados, ya que atendieron los medios antes y después de la ceremonia, mientras que a Pantoja la 'escondieron' bajo una manta y con coche con cristales tintados para evitar que los objetivos captaran su imagen, condición que vendría impuesta por la exclusiva.
Otros de los protagonistas que también despertaban un gran interés era la presencia de Chabelita y su tío Agustín, hermano de Pantoja, debido al enfrentamiento que mantienen desde hace varios por la influencia que ejerce él sobre su hermana Isabel, excesiva para muchos.
Revisión de maleteros y de móviles
Por todo el morbo que suscitaban estos encuentros y sobre todo, que la tonadillera acudiera al enlace, la exclusiva ha alcanzado una cifra astronómica valorada en unos 200.000 euros. Para ello, Kiko se ha preocupado de revisar maletero, incautar teléfonos móviles a los invitados -como hizo en el bautizo de su hija-, etc. para asegurarse de que nadie le iba a reventar esta cuantía tan jugosa.
En cuanto a la organización, según comentaron en 'Sálvame', ha contratado a la misma empresa que se encargó del bautizo de su hija mientras que a los camareros les han hecho un casting para elegirlos y tenían como requisitos que ser gente guapa, con menos de 35 años y de nacionalidad española. Como dato curioso, decir que Irene trabajó con un catering en esta misma finca en la que hoy celebra su boda.
Los momentos más emotivos y las lágrimas de Pantoja
Kiko Rivera le dedicó una canción a su ya mujer y quiso darle una sorpresa a su madre en un día tan especial, sorprendiéndola con la con la actuación de un mariachi que cantó 'Amor eterno', un clásico del recién fallecido Juan Gabriel, gran amigo de la artista. Se convirtió en uno de los momentos más emotivos de la noche, provocando que la tonadillera rompiera a llorar desde el inicio de la canción.
Chabelita, la hermana de Kiko, también pronunció un discurso muy emotivo dirigido a su hermano que hizo llorar a todos los presentes e Isabel Pantoja dedicó momentos antes de la boda unas bonitas palabras a la pareja a través de las redes sociales.
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