A sus 63 años, Ortega Cano está convencido que el toreo le debe todavía una última tarde de gloria, la que espera se haga realidad este sábado en San Sebastián de los Reyes (Madrid), donde dirá adiós a los ruedos, después de tomar una decisión en la que "el corazón ha mandado más que el sentido común".¿Cómo se encuentra a pocos días de volver a vestirse de luces en San Sebastián de los Reyes?La verdad que estoy muy ilusionado, muy contento por la oportunidad que me viene, para la cual me siento totalmente capacitado. Confío mucho en la corrida, en mis compañeros de cartel, que sé que estarán también ahí para lo que necesite, y en el público que seguro nos arropará para lograr que la tarde sea lo más completa posible, de esas que perduren en el recuerdo.¿Cómo surgió la posibilidad de que usted matara esta corrida? ¿Cómo se fraguó el acuerdo?Hace unos meses coincidí con Jorge Matilla y representantes de la propiedad de la plaza en una comida. Allí ya me ofrecieron torear en la feria. Pero en ese primer momento no lo vi claro, las opiniones en casa estaban divididas y decidí aparcarlo en un primer momento.Pero cuando pasó lo de Morante volvimos a tener otro contacto y ya no me pude resistir. Les expliqué a los míos que iba a ser la última, que me gustaría despedirme de la profesión en el sitio donde empezó todo, donde llegué con ocho años y empecé a jugar al toro, y, aunque todavía algunos no lo veían claro, al final aceptaron.Se intuye por sus palabras que el de este sábado será su adiós definitivo a los ruedos.Efectivamente. Será el último y definitivo. De ahí que vayan a estar conmigo todas las personas más importantes: mi mujer, mis hermanos, mi madre y mis tres hijos, que serán los que me corten la coleta al acabar la tarde. Y una vez hagamos este ritual no habrá marcha atrás.¿De verdad que no siente miedo de volver a ponerse otra vez delante del toro, a exigirse de esa manera, sobre todo, después de la intervención de corazón a la que fue sometido hace pocos meses?Yo creo que los años, el tiempo que llevo en esto, me ha dado mucha tranquilidad y confianza en mí mismo. Además soy un hombre de fe. Dios ha estado conmigo en los momentos difíciles y sé que el sábado va a estar también a mi lado.También me ayuda el aliento de mi gente, los que me quieren de verdad, y de los médicos, que, aunque no las tenían del todo consigo, al final me han dado su consentimiento con la única condición de que puedan estar también ese día en la plaza, cerca de mí.Si su familia e, incluso, los médicos no estaban al cien por cien seguros, ¿Qué es lo que realmente le ha movido para desoirlos y aceptar finalmente este reto?El dinero ya te digo yo que no. Lo que pueda ganar toreando una tarde no me va a solucionar nada. Es más una necesidad interior de volver a sentirme delante del toro. Es lo único que me ha movido. Por eso digo que a veces el corazón manda más que el sentido común.También me ha ayudado la tremenda confianza que tengo en la ganadería de Cuvillo. El ganadero me tiene mucho cariño y sé que ha puesto todo de su parte a la hora de escoger los toros apropiados para la ocasión.¿Cómo ha sido su preparación?Siempre he presumido de ser muy deportista, pero es verdad que llevo diez días doblando mis entrenamientos, que consisten, sobre todo, en caminar rápido para mejorar mi capacidad pulmonar, torear mucho de salón, que me encanta, y ahora, evidentemente, tentar mucho en el campo para ir cogiendo sensaciones.Estos días han aparecido algunas voces muy críticas con usted, con su reaparición, al asegurar que físicamente ya no está para estos trotes. ¿Qué opina de esto?Les agradezco que se preocupen por mi integridad. De verdad que se agradece. Pero ya soy mayorcito para saber lo que puedo hacer y lo que no. Aquí cada uno que piense y diga lo que quiera, aunque luego, a lo mejor, tengan de retractarse.El caso es que con su vuelta, San Sebastián de los Reyes va a convertirse en el epicentro del toreo. ¿Siente esa responsabilidad?Mi sueño es poder cuajar una gran tarde. Soy consciente de mi edad, esa es mi mayor responsabilidad, pero también sé que ha habido muchos toreros en la historia que han ofrecido días gloriosos con mis mismos años, o incluso más mayores. Recuerdo la despedida de Antonio Bienvenida en Madrid, una corrida que me dejó huella, a Domingo Ortega toreando festivales con una edad ya considerable, a Curro Romero, a Rafael de Paula o a Antoñete.¿Cree que después de 43 años de alternativa, con cuatro puertas grandes de Madrid, entre otros innumerables triunfos, le queda todavía algo que demostrar en el ruedo?Puede que me haya quedado algo. Seguramente. Pero aún así estoy muy orgulloso de todo lo conseguido durante tantos años. Por eso no me importa lo que algunos puedan decir ahora.¿Un deseo para este sábado?Que sea un día inolvidable para todos, que la gente que vaya a la plaza recuerde esa tarde para siempre. Yo pondré todo de mi parte. Mi capote y mi muleta están preparados para el reto. Ojalá pueda disfrutar y hacer disfrutar con mi toreo. Sería el recuerdo más bonito que podría llevarme.
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