Apenas una semana después de las elecciones generales, y aún con la resaca de los resultados, Pedro Sánchez ha comenzado sus vacaciones. Todavía con la misión de conseguir los acuerdos necesarios para formar un nuevo Gobierno, el líder socialista disfrutará de dos semanas de descanso para coger fuerzas antes del nuevo curso político que arrancará el próximo 17 de julio, día en el que se constituyen el Congreso y el Senado.
Y un año más Pedro Sánchez disfrutará, como presidente del Gobierno (en funciones), de los lujos y comodidades de La Mareta, el espectacular palacio en Lanzarote donde pasa sus vacaciones desde 2018, año que en el que, tras la moción de censura a Mariano Rajoy, viajó hasta la isla con su familia para pasar la Nochevieja.
Tal y como han confirmado fuentes oficiales, en La Mareta ya está todo preparado para recibir a Pedro Sánchez quien, aunque se aseguró llegaría este jueves, se espera aterrice en el aeropuerto César Manrique de la isla junto a su mujer, Begoña Gómez, y sus dos hijas, Carlota y Ainhoa, a principios de la próxima semana, según ha señalado la Agencia EFE.
Así es La Mareta, el refugio de vacaciones de Pedro Sánchez en Lanzarote
Construida a finales de los años 70 por voluntad del rey Hussein de Jordania, quien se lo cedió al rey Juan Carlos en 1989, La Mareta se incorporó poco después a Patrimonio Nacional, y desde 2015, por deseo del rey Felipe VI, se puso al servicio de los intereses turísticos de España.
Antiguamente, fue una casona al borde del mar que fue remodelada por el artista local César Manrique, quien le otorgó el sello de la arquitectura local, con construcciones a escasa altura, fachadas blancas y ventanas y puertas verdes.
Con una superficie de 10.000 metros cuadrados, el destino de vacaciones de Pedro Sánchez está compuesto por diez bungalows, donde es de imaginar se aloja toda la delegación que acompaña al presidente, incluido el personal de servicio y seguridad.
El edificio principal cuenta con dos dormitorios, cada uno con su terraza privada, dos cuartos de baño, salón y varias zonas de descanso. Además, la propiedad tiene piscina privada, jardines de arena volcánica y vegetación típica canaria, helipuerto y canchas deportivas.
Pero, sin duda, uno de los mayores atractivos es que acceso directo a la playa, que permiten al Presidente y su familia disfrutar del mar lejos de las miradas de los curiosos.
Un maravillo enclave que antes que Pedro Sánchez utilizaron como refugio veraniego otros presidentes del Gobierno como José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar, y mandatarios internacionales como el excanciller alemán Helmut Kohl o el expresidente soviético Mijaíl Gorbachov.
Además, durante años, también fue centro de reunión de la familia real, que disfrutó de veranos y navidades en La Mareta. De hecho, allí fue donde en en enero de 2020 falleció de manera repentina doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, madre del rey Juan Carlos, durante unos días de vacaciones.
Las críticas al elevado coste de las vacaciones presidenciales en La Mareta
Tal y como comentábamos, Pedro Sánchez visitó La Mareta por primera vez en las navidades de 2018, unos meses después de haberse convertido en presidente del Gobierno. Ese año, el líder socialista pidió que se realizaran algunas reformas en la propiedad. Unas mejoras, como la renovación de los equipos de seguridad, de la instalación de aire acondicionado e incluso de la lavadora, que tuvieron un coste de 30.000 euros. Algo que, como era de esperar, despertó toda clase de críticas.
Las mismas que cuestionan el elevado coste de mantenimiento de La Mareta, que apuntan asciende a unos 10.000 euros mensuales. Un gasto al que habría que sumarle otros adicionales, como el contrato anual de limpieza, que el pasado año era de 90.000 euros, o el coste por la seguridad que, según especificó la presidenta del Consejo de Administración de Patrimonio Nacional es “en cuanto al servicio ordinario del mes de 14.909,20 euros”
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