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Los testimonios que señalan a Plácido Domingo de acoso sexual: “¿Cómo le dices que no a Dios?”

Las supuestas víctimas de acoso sexual por parte del tenor español, como Patricia Wulf, revelan algunos de estos episodios y frases que el director de orquesta les decía como: “Ven a mi apartamento. Cantaremos unas arias” o admiten que accedieron porque 

Plácido Domingo, de 78 años, ha sido acusado por nueve mujeres de acoso sexual. Las supuestas víctimas del tenor español son ocho cantantes y una bailarina. Los testimonios han sido publicados por la agencia Associated Press en la madrugada de este martes.

En ellos se detalla que el madrileño presionó a mujeres para que mantuviesen relaciones sexuales con él a cambio de trabajos y que castigó laboralmente a aquellas que se negaron. Estos sucesos se remontan a los años 80. Momento en el que ya estaba casado con su mujer, Marta Ornelas, la ópera mexicana soprano, con la que contrajo matrimonio en 1962.

 “Ven a mi apartamento. Cantaremos unas arias”

Una cantante que está entre las acusadoras tenía 23 años y actuaba en el coro de la Ópera de Los Ángeles cuando conoció a Plácido Domingo en 1988. Dijo que recordaba haberse limpiado la saliva de la cara tras un torpe y húmedo beso en el escenario, tras el que le susurró “Ojalá no estuviéramos en el escenario”. Por aquel entonces estaba casado ya con su mujer, Marta Ornelas, la ópera mexicana soprano. 

Domingo empezó a llamar a la joven a casa a menudo, aunque ella no le había dado su número. “Decía cosas como ‘Ven a mi apartamento. Cantaremos unas arias. Te asesoraré. Me encantaría escuchar lo que puedes hacer para una audición’”, dijo.

Cada vez que volvió a Los Ángeles durante tres años, señaló, la hizo sentir incómoda por sus muestras de afecto, rodeando su cintura con el brazo o besándola en la mejilla demasiado cerca de la boca. Entraba en su camerino sin ser invitado, señaló, con lo que ella supuso que pretendía verla sin ropa.

Le llenó el contestador de llamadas hasta las 3:30 de la mañana

Patricia Wulf, la mezzosoprano dijo haberse esforzado por evitar quedar a solas con él al tiempo que evitaba que se sintiera insultado. Pero él no captó la indirecta, señaló.

Una noche aceptó reunirse con Domingo en torno a las 23:00 “y entonces tuve todo un ataque de pánico. Aluciné, y dejé de contestar al teléfono. Él llenó el contestador, llamando hasta las 3:30 de la mañana”.

Imagen de la mezzosoprano Patricia Wulf.

En 1991, señaló, “Finalmente cedí y me acosté con él. Me quedé sin excusas. Era como ‘De acuerdo, supongo que esto es lo que tengo que hacer’”.

La mujer dijo haber tenido relaciones sexuales con Domingo en dos ocasiones, una en el apartamento de él en Los Ángeles y en el hotel Biltmore, donde dejó el dinero en la mesilla.

El testimonio de otra mujer

Otra joven cantante en la Opera de Los Ángeles, donde Domingo había sido designado como nuevo director artístico, dijo que empezó a llamarla a su casa inmediatamente después de conocerla en un ensayo en 1988. “Decía ‘Voy a hablarte como el futuro director artístico de la compañía’ y hablaba de posibles papeles”, comentó.

“Entonces bajaba el tono de voz y decía ‘Ahora voy a hablarte como Plácido’”, y le pedía que quedara con él para beber algo, para ver una película, para ir a su apartamento para que él pudiera prepararle un desayuno.

“¿Cómo le dices que no a Dios?”

Durante una de sus frecuentes visitas al camerino de ella, Domingo admiró su ropa, se inclinó para besarla en las mejillas y colocó una mano en un lateral de su pecho, recordó.

La cantante, que tenía 27 años y estaba empezando su carrera, dijo haberse sentido atrapada. “Estaba totalmente intimidada y sentí que decirle no a él sería como decirle no a Dios. ¿Cómo le dices que no a Dios?”, dijo.

Las llamadas continuaron, y ella dejó de coger el teléfono. En persona le daba excusas, señaló. Estaba ocupada, estaba cansada, estaba casada. Al final, se rindió a “una sensación de catástrofe inminente”, de que “no iba a tener una carrera en la ópera si no cedía”. Dijo haber ido a su apartamento, donde practicaron “tocamientos” y “manoseos”.

En los días y semanas posteriores, señaló, Domingo la llamó muchas veces. “Me sentí como una presa. Me sentí como si me estuviera cazando”, dijo.

La cantante dijo que una vez Domingo tomó el control de las decisiones de reparto en la Ópera de Los Ángeles en 2000, nunca volvió a contratarla.

El testimonio de otra mujer que padeció supuesto acoso sexual

Otra cantante que trabajaba en Los Ángeles a mediados de la década de 2000 dijo a AP que ya conocía la reputación de Domingo cuando mostró un gran interés en su carrera, y se aseguró de tener siempre una excusa para marcharse justo después de trabajar.

Sin embargo, una noche tras el ensayo la tomó por sorpresa al preguntarle si podía llevarle a casa, lo que le pareció “ridículo. ¿Por qué no iba a tener Plácido Domingo cómo llegar a casa? Pero, ¿qué iba a hacer?”.

En el auto, señaló, le puso la mano en la pierna, le dijo que estacionara cerca de su edificio y entonces “se inclinó e intentó besarme”. La invitó a subir, lo que ella evitó diciendo que tenía otros planes.

Varias semanas más tarde, señaló, Domingo se le acercó una noche que sabía que tenía trabajo hasta tarde y la invitó a su apartamento para repasar un aria.

Ella fue, indicó, porque “sentí que había alargado esto y le había evitado durante seis semanas, y es Plácido, y es mi jefe y me está ofreciendo trabajar conmigo en este papel”.

“Metió la mano en mi falda, y ahí fue cuando tuve que salir de ahí”

Tras servir dos copas de vino, señaló, “se sentó en el piano de cola y sí que cantamos esa aria, y trabajamos en ella. Y me dio consejos y me hizo muchos elogios”.

Pero entonces, señaló, “Cuando terminamos, se puso de pie y metió la mano en mi falda, y ahí fue cuando tuve que salir de ahí”.

“Me fui a casa y estaba aterrada de volver a trabajar”, dijo. “Estuve paralizada de terror todo ese contrato”.

Desde entonces ha cantado en la Ópera Metropolitana de Nueva York, la Ópera de San Francisco y otros lugares, pero nunca ha vuelto a ser contratada para cantar en la Ópera de Los Ángeles o con Domingo.

En la Ópera de Washington, donde Domingo fue director artístico y después director general durante 15 años, la mezzosoprano Patricia Wulf dijo que el astro le susurraba la misma pregunta noche tras noche.

Patricia Wulf: “Me preguntaba: “‘¿Tienes que irte a casa esta noche?

“Cada vez que bajaba del escenario, estaba entre bambalinas esperándome”, dijo. “Se pegaba a mí, todo lo cerca que podía, ponía su cara directamente junto a la mía, bajaba el tono de voz y decía, ‘Patricia, ¿tienes que irte a casa esta noche?’”. Ella le rechazaba, pero Domingo no cesaba en sus proposiciones, señaló.

Llegó un momento, dijo Wulf, en el que intentaba esconderse de él tras un pilar. También se escondía en su camerino y asomaba la cabeza para asegurarse de que no estaba en el pasillo para marcharse. “En cuando te apartas y sales, piensas ‘¿Acabo de arruinar mi carrera?’ y así fue durante toda la producción”.

Otra mujer recibía llamadas insinuantes y mensajes explícitos

Una bailarina que trabajó con el astro en varias ciudades dijo que de forma intermitente durante aproximadamente diez años en la década de 1990, recibió llamadas insinuantes de Domingo, que dejaba explícitos mensaje que ella escuchaba perpleja con su marido.

Domingo le pedía que quedara con él en lugares como su habitación de hotel. Ella dijo que solo se reunió con él para comer, siempre planteado como una comida de trabajo. Sin embargo, señaló, que las manos de Domingo acaban en su rodilla, o la tomaba de la mano, o la besaba en la mejilla de una forma que la hacía sentir incómoda.

“Cuando trabajas para el hombre más poderoso en la ópera, intentas seguirle el juego”

La bailarina dijo que solía comentar el tema con su esposo, preguntándose: “¿Entiende el riesgo en el que me pone, que podría arruinar mi matrimonio, arruinar mi trabajo?”. “Cuando trabajas para el hombre más poderoso en la ópera, intentas seguirle el juego”, dijo.

Una tarde, cuando trabajaban juntos en la Ópera de Washington, Domingo le pidió que comiera con él en el restaurante de su hotel para hablar de trabajo, señaló. Al terminar la comida, dijo que tenía que pasar por su habitación antes de que fueran caminando al ensayo.

“Me llevó a su habitación, se suponía que para coger sus cosas, y me invitó a entrar”, dijo. “Y empezó a abrazarme y besarme”. Ella dijo que le apartó e insistió en que tenía que llegar al ensayo.

“Cuando estuvo claro que no iba a acostarme con él, simplemente me acompañó al ascensor y volvió a su habitación”, dijo. “Se abrieron las puertas del ascensor y me derrumbé. Simplemente me quedé en el suelo del ascensor, sudando sin parar”.

“Utilizó su poder, acechó a mujeres”

Un exadministrador de ópera dijo haber sabido durante años que Domingo estaba “persiguiendo constantemente” a la bailarina. Y un director amigo de la artista dijo que recordaba cómo después de “decirle no a Domingo, se vio apartada durante varios años”.

Tras el incidente en el hotel, la bailarina dijo que no trabajó con el astro en varios años. “Hubo años en los que estaba destrozada por eso y asustada de que no volverían a contratarme”, dijo la bailarina. Al final, señaló, “volví a tener su visto bueno”.

“Lo que hizo está mal”, dijo. “Utilizó su poder, acechó a mujeres, puso a mujeres en posiciones vulnerables. Hay gente que se ha quedado fuera del negocio y se ha visto expulsada solo por someterse o no someterse a él”.

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